El tío Oscar las señaló con su espada y les dijo: sois las elegidas. Jennifer Lawrence, como mejor actriz por su emotivo y encantador trabajo en "Lo mejor de las cosas", y Anne Hathaway, como mejor secundaria por su papelín intenso y desgarrado en "Los miserables", representan, con tropezón incluido en el primero de los casos, el triunfo de una nueva generación de jóvenes promesas llamadas a tomar el relevo. Los 22 años de Lawrence y los 30 de Hathaway marcan las fronteras de una generación donde caben ex estrellas Disney como Selena Gómez, robacorazones adolescentes como Kristen Stewart o mujeres de rompe y rasga como Jessica Chastain, que eleva la edad hasta los 35.

Lawrence pronto dio señales de que no se iba a conformar con ser actriz de relleno en televisión o guinda de pasteles comerciales. Su aparición en la áspera "Lejos de la tierra quemada" lo dejaba bien claro. Y con "Winter's Bone", una de las propuestas independientes más notables de los últimos tiempos, lo confirmó. En "El castor" bajó el nivel de exigencia como preludio a su salto a los supertaquillones con "X-Men, primera generación", un producto más que digno donde demostraba que también servía para sudar como el que más en un festín de efectos especiales. Un buen entrenamiento para protagonizar "Los juegos del hambre", una película más bien sosa en la que ella brillaba con luz propia en un trabajo muy físico que le exigía mostrar una evolución nada sencilla dentro de un universo de violencia y odio. Agotada de tanta carrera, Jennifer se sosegó con "El lado bueno de las cosas" para ofrecer una exhibición de talento con naturalidad y convicción pasmosas: ella es lo único que se recuerda de la película con el paso del tiempo. Su futuro tras el tropezón (más doloroso que el de la gala de los "Oscar") de "La casa al final de la calle" ya era halagüeño antes del premio: Serena (de nuevo con Bradley Cooper), un dramón de época con gran reparto, y más entregas de "Los juegos del hambre" y "X-Men", además del nuevo trabajo aún borroso de David O. Russell (el de El lado...) con (¡otra vez!) Cooper. Esperemos que el "Oscar" le recuerde que es demasiado buena actriz como para dejarse embobar por los cantos de la taquilla.

Anne Hathaway está más curtida. También comenzó en televisión y por un momento pareció que se convertiría en una empalagosa chica típicamente Disney con películas como "Princesa por sorpresa" (I y II) o "Hechizada", pero de pronto la chica virginal y dulzona se arrastró por el lodo de "Caos" (Havoc) con desnudo incluido en escenas de sexo nada tímidas y volvió a apostar fuerte con "Brokeback mountain" en otro papel que la obligaba a desnudarse por dentro y por fuera. Suavizó el tono en "El diablo viste de Prada", donde no se dejó pisar por Meryl Streep, y luego entró en una etapa extraña con películas abiertamente comerciales y otras que aspiraban a ser originales, sin conseguirlo. Con la tragicomedia "Amor y otras drogas" mantuvo un intenso rifirrafe emocional con Jake Gyllenhaal antes de trabajar duro en su pequeño pero suculento papel de "Los miserables" y ponerse inquietantemente felina en la última entrega del popular "Batman".

La apuesta de Hollywood. El tío Sam ha encumbrado a Anne Hathaway y Jennifer Lawrence.