Reino Unido lidera el aprovechamiento de energía marina -produce más de 2.000 megavatios de los 3.800 que se generan en la UE- seguido de Dinamarca, un país cuyo potencial es inferior al de Galicia pero que, al contrario de nuestra comunidad, apuesta por el desarrollo tecnológico en este prometedor ámbito de las renovables. Un caudal por explotar que conoce muy bien el lucense Gregorio Iglesias (Barcelona, 1969), catedrático en la Universidad de Plymouth desde septiembre de 2012 y anteriormente coordinador del grupo Gicema de Santiago, donde realizó los primeros estudios sobre las posibilidades de las olas galaicas y patentó el diseño de una estructura offshore adaptada a sus condiciones. El dispositivo WaveCat obtuvo "buenos resultados" en el laboratorio pero el proyecto quedó paralizado una vez agotada la financiación inicial.

"Galicia tiene el mayor potencial de España y podría satisfacer toda su demanda de electricidad con energía marina. Pero no solo se trata de contar con el recurso primario e instalar turbinas fabricadas en Reino Unido o Dinamarca para explotarlo, sino que se debe apostar también por el desarrollo de tecnología propia. Existe un sector naval importante y esto tendría mucho interés, pero se necesita un compromiso a largo plazo y una trayectoria clara, no se puede improvisar", plantea el experto.

Ingeniero de Caminos por las universidades École Nationale des Ponts et Chaussées de París y Politécnica de Madrid, donde completó su doctorado, Gregorio formó parte de las plantillas docentes de A Coruña y Santiago antes de conseguir una plaza en la Escuela de Ingeniería y Ciencia Marina de Plymouth, donde se ha incorporado a uno de los mejores laboratorios del mundo en su campo.

"Reino Unido es el país puntero en energía marina y gasta mucho más en investigación que España, donde se ha visto que el discurso del I+D era solo una cuestión superficial. Aquí precisamente porque hay crisis aumentan la inversión para ser más innovadores y estar a la cabeza. El clima para los investigadores es muy favorable", compara.

El moañés Carlos Pérez Collazo le ha seguido desde Santiago para realizar su tesis en Plymouth, donde Gregorio continúa sus investigaciones sobre energía del oleaje en aspectos como la caracterización del recurso, el impacto de los parques y el desarrollo de sistemas con un mayor rendimiento energético.

"Es un campo muy interesante y que crecerá mucho en los próximos años como ocurrió con la eólica a partir de los 70. En Reino Unido hay varias plantas conectadas a la red y otras en desarrollo. Son muy bien recibidas por la población porque su construcción y mantenimiento genera puestos de trabajo y además el impacto visual, al estar alejadas de la costa, es mucho menor que el de la eólica terrestre", explica.

Este prometedor futuro se evidencia también en el gran interés que despierta el máster de Ingeniería de Costa de Plymouth, uno de los pocos centros que lo imparten en todo el mundo, y que cuenta con estudiantes de EE UU, China, Japón y Oriente Medio, además de europeos. "La industria tiene dificultades para encontrar profesionales especializados y los alumnos tienen muy buenas perspectivas de trabajo", apunta.

Muchos de los proyectos que se desarrollan en su grupo de Ingeniería Costera y Oceánica son colaboraciones con empresas, pero el catedrático lucense también aboga por la investigación básica. "Son necesarios ambos componentes. En España quizá a veces se pierde la perspectiva, pero también es necesario plantearse cosas nuevas y avanzar en el estado del conocimiento. De ahí pueden salir después aplicaciones".

Aunque defiende que en nuestro país hay buenas universidades y profesionales bien formados, Gregorio cree que los ingenieros no gozan de una "fama especial" en el extranjero: "No sé de dónde viene esa idea, pero fuera no existe. También los hay muy buenos en Francia y EE UU".

El mar es su ámbito de trabajo y también el lugar donde le gusta disfrutar de su tiempo de ocio. Aunque todavía no ha tenido oportunidad de surcar aguas británicas, Gregorio navega cada verano por el Mediterráneo o el Atlántico, donde ha realizado algún trayecto de largo recorrido para avezados marinos como el que le llevó hasta las Azores.