Emilia Soria, la joven madre que entrará en prisión en menos de dos semanas si antes no se resuelve su petición de indulto, no entiende cómo ella paga con la cárcel por comprar pañales para sus hijas con una tarjeta ajena, cuando en la prensa se habla de corruptos que roban impunemente millones de euros o se indulta a conductores kamikazes.

A Emilia Soria, de 28 años, se le acaba el tiempo. Si no le conceden el indulto, cuenta en declaraciones a Efe que dentro de trece días sus "tres niñas pequeñas quedarán desamparadas, sin su madre", y ella se verá obligada a cumplir una condena de un año y diez meses de prisión.

¿Su delito? Gastarse 193 euros en comprar pañales y comida para sus dos hijas pequeñas con una tarjeta que se encontró en la calle.

También muestra una profunda indignación cuando compara el tamaño y la motivación de su delito con los casos de corrupción que todos los día salpican las páginas de los periódicos.

"En este país, o das un palo de millones de euros" o si robas poco "te cae todo el peso de la ley".

Desde aquel día han pasado ya cinco años. Emilia ha rehecho su vida, se ha casado y tiene una hija más (cuando ocurrieron los hechos tenía 2), Samira, de tres años. Ahora echa la vista atrás, recuerda lo que hizo y reconoce que le llevó "la necesidad" porque "no sabía el tiempo que tardaría en volver a tener dinero para llenar la nevera".

A pesar de reconocer su culpa, no duda en decir que la condena le parece "excesiva" porque no entiende "cómo indultan a un conductor kamikaze que acabó con la vida de un joven y destrozó a una familia, y a mí, por 193 euros, me intentan meter presa".

"El indulto al kamikaze es una vergüenza", reitera la joven "porque yo no le he destrozado la vida a nadie". La familia de Emilia Soria ha iniciado una campaña de recogida de firmas en una web pidiendo el indulto.