Un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) revela que, a medida que la obesidad aumenta, también lo hacen los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que se manifiestan cada vez con mayor virulencia, mayor gravedad clínica y peor pronóstico de curación o mayores posibilidades de cronificación, situándose su tasa entre el 11 y el 15 por ciento de la población adolescente.

"La anorexia ya no es el trastorno alimentario más común. Tanto la bulimia nerviosa como el trastorno por atracón alcanzan tasas muy superiores. En los últimos diez años además, la prevalencia de obesidad asociada a trastornos caracterizados por la presencia de episodios de atracones, es decir, los trastornos bulímicos, se ha triplicado, y está vinculada con una mayor gravedad y un pronóstico más pobre", asegura Fernando Fernández-Aranda, médico del Hospital Universitario de Bellvitge e investigador principal de este estudio del CIBERobn, centro en red que dirige el gallego Felipe Casanueva.

Según el investigador, este incremento era previsible teniendo en cuenta la evolución de la obesidad en España. "Era algo que ya veníamos sugiriendo y que era previsible porque la obesidad infantil está cada vez más presente. Eso quiere decir que en bastantes casos la propia obesidad puede haber actuado como desencadenante de un trastorno alimentario posterior y en otros casos el trastorno alimentario ha sido el que ha causado la aparición de la obesidad", explica.

Según el experto, la disminución de casos de anorexia no se debe tanto a que este trastorno sea menos frecuente como a la detección precoz de los TCA. "Al reconocerse de forma más temprana los trastornos alimentarios y en este caso la anorexia, hace que la persona no haya perdido excesivo peso porque se ha reconocido de forma temprana y por tanto no cumple los criterios para ser considerado anorexia y sí un trastorno atípico de la alimentación", explica.

Fernández-Aranda recuerda que la tasa de prevalencia de todo el espectro de los trastornos de la alimentación se sitúa ya entre un 11 y un 16% de la población adolescente española, tasa similar en otros países del mundo, y que su aparición asociada a la obesidad es cada vez más frecuente, también en edades más tardías. "Su severidad es mayor y con unos rasgos de personalidad más difuncionales que en los casos de pacientes sin obesidad crónica asociada. Si antes hablábamos de un 13 o 14% de pacientes con TCA que tienen o han tenido obesidad a lo largo de su vida, hoy hablamos de un 40-45%", afirma el especialista.

El investigador del CIBERobn añade que una de las características conductuales asociadas a los trastornos alimentarios son los comportamientos autoagresivos, que afecta a una cuarta parte de estos pacientes. "Los casos son cada vez más severos y además de que haya más conductas impulsivas como pueden ser las autoagresiones, que se presentan en un 25-30% de los casos, aparecen también problemas de abuso de alcohol y drogas, que hacen que el problema sea aún más severo y su tratamiento más complejo", explica el médico, que aboga por tratar a estos pacientes de forma multidisciplinar, ya que las causas de estos trastornos también son múltiples.

"Se podría decir que en un 60% se deben a factores ambientales, sociales y psicológicos, y un 40% a biológicos, pero qué factores son los específicos no lo sabemos aún", reconoce.