Nuria Pereira dirige el Instituto Europeo Campus Stellae, en Santiago, un centro especializado en la investigación del tratamiento de la violencia de género que ofrece, además, un servicio gratuito de atención a las víctimas y sus familiares.

-Llevan formando a profesionales desde 1996. En casi veinte años, ¿hasta qué punto está más concienciada la sociedad?

-El silencio cómplice no es tan grande como al principio, cuando casi todos pensaban que era un problema doméstico en el que no debían de intervenir. Pero no está superado; seguimos siendo una sociedad muy egoísta que prefiere mirar hacia otro lado. También se ha abusado del término denuncias falsas y la ley es mucho más protectora con el supuesto agresor que con las víctimas.

-Hablamos de la violencia contra las mujeres pero, ¿cómo afecta este maltrato al resto de personas que viven en esos hogares?

-Muchísimo. Los menores son víctimas de igual rango y tampoco hay que olvidarse de muchos abuelos que viven en el mismo terror y que no les acogen en casas de acogida por su edad. Muchos acuden a nosotros aterrorizados.

-Muchos siguen pensando que éste es un problema que solo afecta a clases sociales bajas, inmigrantes...

-Se sorprenderían si vieran a la cantidad de mujeres con cargos de responsabilidad, incluso políticos, que sufren este tipo de maltrato. Aún a muchas mujeres les cuesta confesarlo, por eso los datos de denuncias no muestran la realidad.

-¿Se puede salir?

-Por supuesto. Es difícil, pero aquí estoy yo misma, que viví esa situación durante cuatro años de matrimonio. Hay que salir, por una misma y por sus hijos.