"Longboard girls crew" nace a nivel mundial para reivindicar la presencia, siempre minoritaria, de las mujeres en este deporte urbano. Desde el nacimiento del longboard, una tabla más larga que el skate habitual, en California en la década de los 50 como alternativa al surf, muchas chicas lo han practicado, pero pocas han salido a la luz, y muchas menos lo han hecho de forma profesional.

Con el objetivo de llenar este vacío y ofrecer apoyo a todas esas chicas que luchaban en un mundo dominado por hombres, y para romper con los estereotipos de género todavía imperantes nació esta comunidad internacional, que también tiene presencia en España. Aunque el desembarco del longboard en nuestro país es más que tardío, su implantación está creciendo de forma espectacular, y a diferencia del skate, se ven cada vez más chicas con una tabla de long debajo del brazo.

El nacimiento de diferentes colectivos urbanos ha permitido la expansión del longboard entre las nuevas generaciones, pero el verdadero impulso para las chicas fue el vídeo "Endless Roads" protagonizado por las "Longboard girls crew" que recorrieron España demostrando que ellas también pueden dominar el arte del patinaje con tabla. Este es el caso de Claudia, una joven viguesa de 15 años, que se inició gracias a ellas. "Empecé a patinar porque vi videos en internet de unas chicas que patinaban y como me gustaba, pues decidí comprarme un long y empecé a patinar".

"Cuando empezaron las Longboard Girls Crew de Madrid, al ver los primeros vídeos fue como "buah! las chicas también pueden". Es posible. Si tu ahora vas a patinar sola, la gente va a decir "mira esa groupie que quiere patinar y no patina", pero ya cuando ves que hay tres, que dos de las tres más o menos controlan, y que la otra está aprendiendo con las otras dos, ya no son groupies; patinan porque les gusta patinar", añade Raisa Abal, de Vilagarcía, que con 21 años se declara una amante del longboard desde que lo probó en un Erasmus con las "Longboard girls crew" de Burdeos.

La iniciación en esta disciplina urbana por parte de María Lafuente, de 24 años y natural de Pontevedra, también fue a través de las "Longboard girls crew", en su caso con las de Madrid. "Empecé hace casi dos años, y empecé porque ese verano anterior había empezado a surfear y como estudiaba en Madrid y no hay mar, me compré un longboard porque los movimientos son muy parecidos al surf. Me metí en el grupo de las chicas, no me vi sola. En Pontevedra sí me vi sola, allí sí soy de las pocas chicas".

A pesar de ser minoría, sobre todo en ciudades más pequeñas donde la incidencia de estos deportes urbanos se ve limitada por no estar acondicionadas, estas tres riders afirman sentirse arropadas por sus compañeros masculinos, como explica Raisa "siempre enseñan, además yo creo que se motivan porque normalmente no hay una chica que les diga "cómo hacer esto". Sin embargo, reconoce que al principio hay un rechazo, y Claudia matiza que "patinan contigo si ven que patinas bien, si no patinas bien en un principio no patinan contigo".

Las chicas siguen teniendo que demostrar que "valen" para ser aceptadas, sin embargo, para ellas lo importante es disfrutar aunque sea sin compañía. "Para mí es independencia, si sales sola no te hace falta nadie.Me sirve para olvidarme de todo, de los problemas", concluye María.