Un equipo de médicos suecos -de la Universidad de Gotemburgo y del Hospital Universitario Sahlgrenska- ha logrado un hito que culmina décadas en la carrera por la maternidad en circunstancias adversas: Operaron los dos primeros trasplantes de útero de madre a hija en el mundo. Se trata de dos mujeres treintañeras que reciben los úteros de sus respectivas madres; a una le había sido extirpado tras recibir un tratamiento contra el cáncer del cuello uterino y la otra había nacido sin útero.

Ambas donantes se encuentran en buen estado y serán dadas de alta en los próximos días, según informaron desde el hospital. El parentesco de primer grado favorece la compatibilidad del trasplante de útero -hasta ahora se había realizado solo con donante cadáver- pero también constituye una paradoja. Las mujeres trasplantadas, si el órgano se implanta con éxito, podrían embarazarse y gestar un bebé en el mismo útero en el que ellas mismas se desarrollaron.

"Más de diez cirujanos participaron en las operaciones, que se realizaron sin complicaciones. Las mujeres que han recibido nuevos úteros se encuentran bien, aunque cansadas", señaló Mats Brännström, profesor de Ginecología de la Universidad de Gotemburgo y líder del equipo.

Trece años de trabajo

Los trasplantes son el resultado de un amplio trabajo de investigación iniciado en 1999 en Gotemburgo. Una de las trasplantadas es la profesora sueca Sara Ottoson, que nació con "agenesia mugelliana", una rara enfermedad genética caracterizada por el desarrollo anormal o ausencia de vagina y ausencia de útero. El trastorno afecta a una de cada 5.000 recién nacidas. Y como estas niñas tienen una producción normal de hormonas, pueden llegar a la pubertad y ovular normalmente.

El proyecto ha resultado en la publicación hasta ahora de alrededor de cuarenta artículos científicos e involucra a una veintena de científicos, médicos y especialistas. Antes de las operaciones se sometió a fecundación in vitro a las dos mujeres y los embriones fueron congelados. Ahora deberán esperar un año para que se les implanten esos embriones e intentar así que queden embarazadas, explicó Brännström en un vídeo difundido por la Universidad de Gotemburgo.

"Hay buenas posibilidades de que puedan tener hijos", señaló el especialista. Alrededor del 15 % de las mujeres son estériles, y entre el 0,5 y el 1 % de los casos obedece a deficiencias en el útero, precisa. En Suecia hay unas 2.000 mujeres de entre veinte y cuarenta años que son candidatas potenciales a recibir un trasplante de útero. Según médicos gallegos consultados, esta cifra tiene que deberse a datos es acumulados.

Un equipo de médicos turcos en Antalaya realizó con éxito el primer trasplante de útero el año pasado a una joven de 21 años, pero la donación la recibió de una paciente fallecida.

Javier Valdés Pons, Ginecológo (Presidente Sociedad Gallega de Contracepción): "Me parece maravilloso, pero es una opción aplicable a pocos casos y muy costosa"

El ginecólogo Javier Valdés accede a explicar desde la distancia los entresijos de una operación (la de útero) y un órgano que califica como "un músculo bastante sofisticado, pero con una estructura simple". "La técnica de trasplantar un útero es compleja, pero no puede compararse con otros órganos. El problema no es el trasplante, si no que luego funcione". De todos modos, "la fertilidad la dan los ovarios, lo que la mujer gana con el útero es que el embarazo se implante", asegura. Y matiza: "Si ese útero está hormonado, vascularizado y de forma correcta, es posible que el embarazo evolucione de forma normal". "Los casos que se beneficiarían de esto no son grandes números. Solo las mujeres que nacen sin él o a las que se les haya extirpado por cáncer", reflexiona, por lo que no habría un gran número de posibles beneficiadas -por ejemplo- en Galicia.

"La edad aumenta las complicaciones del embarazo y las respuestas anómalas al final, así que no sabemos cómo se comportará un útero de más de 40 años en una mujer de veinte". "A mí me parece maravilloso; es una opción médicamente idónea, pero solo para determinados grupos de personas, un porcentaje de la población muy pequeña", insiste. Se refiere también a su alto coste. "Para mujeres que no tienen el sistema sexual completo, la sanidad debe de estar ahí", insiste.

Para estos casos se ofertaban técnicas como el implante de embriones o "vientres de alquiler", que la legislación prohíbe en Europa, pero no en EE UU.