Cuando David Guetta debutó en el mundo de la música electrónica en 2001, lo hizo como todos los aspirantes a DJ: como un "anónimo" y en discotecas locales. Tres años después su single "El mundo es mío" anunciaba la proyección que alcanzaría a nivel internacional, aunque la fama se haría de rogar un poco más. Los DJ son los nuevos famosos. Así lo confirman las listas de éxitos y el popular ranking de Forbes, que sitúa los ingresos de artistas como David Guetta o Swedish House Mafia en más de 17 millones de euros anuales.

La popularidad de estos iconos atrae cada vez a un mayor número de personas, tanto oyentes como aspirantes a DJ. Sin embargo, estos sueldos desorbitados no se corresponden con la amplia mayoría de los trabajadores del sector. Detrás de la mesa de mezclas se esconde una profesión tan precaria como satisfactoria. "A todos nos gustaría ser DJ, pero no es una vida fácil" expresa Mich Golden, residente de la sala Mikonos en Island Club y co-propietario del sello discográfico gallego Feel Free Records.

El sueldo suele ser bajo y la era digital ha disparado el intrusismo en la profesión. Cualquiera puede llamarse DJ, ocupando posiciones que no se merece. Así opina Mich Golden, una postura que comparte DJ Charlie, locutor en Radio Líder y DJ en Basic. Este último considera que las ganancias millonarias no están justificadas, alegando que muchos famosos pinchan en playback. "De hecho en un vídeo de Tomorrowland se ve cómo David Guetta no mueve las manos mientras suena la música" añade DJ Charlie. En el polo opuesto, Mich Golden señala a Erick Morillo, que llegó a pinchar 220 veces en un año para alcanzar su estatus actual. Para Mich Golden, "lo que no está justificado es que alguien llegue a pagar 80 euros en Pachá por ir a ver a disc jockeys con ese caché", concluyendo que si generan esos ingresos, tienen derecho a parte de los beneficios.

Lejos de estos casos aislados, el DJ convencional es un melómano que trabaja por amor al arte. Los salarios no le permiten vivir exclusivamente de la música, por lo que compagina las sesiones de fin de semana con otro tipo de trabajos. DJ Charlie se considera afortunado. La fama que se ha labrado le recompensa con ganancias de entre 300 y 600 euros por sesión. Sin embargo, recuerda que "hay poca gente que viva de esto" y que "muchos que parecen ser la bomba no cobran nada". En Vigo, los residentes de locales pequeños cobran una media de entre 80 y 150 por sesión, una cifra que para Mich Golden, "no da para gasolina". Deejay Kokito, residente en Atrévete y locutor en Via Radio, asegura: "A no ser que tengas un buen padrino, pinchar lo tienes como un extra".