Los vecinos de As Pontes y comarca ya no tienen ninguna excusa para no darse un chapuzón. Ni siquiera la temperatura del agua debería disuadirles, porque la playa artificial con la que cuenta desde ayer el concello les ofrece la posibilidad de darse un baño a más de 22 grados, casi como si estuvieran una piscina. Así lo comprobaron ayer los primeros bañistas que se atrevieron €a pesar de que el día no invitaba a chapuzones€ a sumergirse en el inmenso lago artificial que cubre desde hace tres meses la antigua mina de lignito.

La playa, de 435 metros de largo y con una superficie total de 35.000 metros cuadrados incluyendo la arena y una amplia zona arbolada y césped, abrió ayer oficialmente al público con un gran acto organizado por el concello en el que no faltaron actuaciones musicales, actividades lúdicas para niños y hasta un globo aerostático desde el que se podía divisar el impresionante lago, con una lámina de agua equivalente a la superficie de la ciudad de A Coruña.

Aldeas sumergidas

Vecinos, curiosos, políticos y hasta algún lugareño que llegó a vivir en las aldeas sumergidas ahora bajo la laguna se acercaron hasta la playa que, de momento, todavía no tiene nombre, ya que serán los escolares de As Pontes los encargados de bautizarla. Y es que, como insistió en su discurso inaugural el alcalde de As Pontes, Valentín González Formoso, aún queda mucho trabajo por hacer "para sacarle el máximo partido" a un espacio natural llamado a convertirse en un reclamo para la zona desde el punto de vista turístico, hostelero y deportivo.