A escasos días de encenderse la llama de los Juegos Olímpicos de Londres, donde participarán 23.900 atletas y entrenadores, el doctor Jesús Bernardo García, miembro de la comisión de nutrición del comité olímpico español, hace un repaso a la historia alimentaria de este encuentro deportivo que nació en Olimpia (Grecia), lugar del Santuario más importante del dios Zeus. La primera celebración se remonta al año 776 antes de Cristo y surgió como una reunión de atletas para competir en las distintas modalidades de la época y honrar a los dioses.

– ¿Cómo eran aquellos atletas?

– Tenían que ser griegos, libres, hijos legítimos, no haber sido deshonrados y participar en las competiciones completamente desnudos. La desnudez era una característica obligatoria ya que en la antigua Grecia representaba la pureza. Al estadio donde se desarrollaban las competiciones no podían acudir todas las mujeres, sólo las casadas. Si las solteras quebrantaban la norma, el castigo era la muerte.

– ¿La alimentación era asunto que preocupaba?

– Si, de hecho, los filósofos de la antigüedad se encargaban de los entrenamientos y la alimentación que debían seguir los atletas. Galeno, en sus escritos, deja constancia de cómo era la vida diaria de los deportistas. Su alimentación consistía en pan poco fermentado pero en la cena realizaban una comida copiosa que se alargaba durante mucho tiempo para sacar el máximo provecho de los alimentos y realizar la digestión correctamente, aspecto al que daban gran importancia.

– ¿Qué comían los atletas en aquellos primeros Juegos?

– Galeno apuntaba que sólo debían consumir carne de cerdo ya que otro tipo podía disminuir sus condiciones físicas. Por otra parte, Platón y Diógenes permitían el consumo de carne de buey y Filostrato prohibía el pescado.

– ¿Y en cuanto a la bebida?

– Las opiniones eran muy dispares. Galeno, después del entrenamiento, no permite el consumo de vino, sólo da como buena la hidratación mediante el agua. Epicteto no apunta ninguna bebida como perjudicial pero sí menciona que las temperaturas frías de las bebidas influyen negativamente en el deportista.

– Hubo un atleta, Milón de Crotona, que se convirtió en un mito por su fuerza y apetito devorador.

– Fue vencedor en seis olimpiadas seguidas, desde el 540 a. de C. hasta el 512 a. de C. , cuando con 40 años fue derrotado tras 24 años de éxitos. Su figura trascendió, sobre todo, por uno de los entrenamientos que realizó para unas olimpiadas: durante cuatro años, a todos los lugares a los que iba cargaba sobre sus hombros una cría de becerro. A medida que pasaban los años, el becerro crecía y pesaba más hasta llegar a transportar un animal de cuatro años. Y su alimentación era muy peculiar, comía cada día 9 kilos de carne, otros 9 de pan y 8 litros de vino; más de 49.000 kilocalorías al día.

– ¿Existía entonces el dopaje?

– Cuando la ingesta de carne no surtía efecto, recurrían al consumo de testículos de ovino o de toro para aumentar los niveles de testosterona, considerado el mejor anabolizante. También se recurrió al consumo de abrojos, que aumentan los precursores de la testosterona facilitando la construcción muscular, los cuales estimulaban el sistema inmunológico y activaban la médula ósea aumentando los glóbulos rojos. Cocían cola de caballo para evitar la fatiga y comían algunos panes aderezados con semillas de amapolas de opio, que tenían poder analgésico. Los hongos alucinógenos se consumían para aumentar el rendimiento.

– Destaque alguna anécdota relacionada con el consumo de alimentos o bebida

– Se dice que el griego Spiridon Louis, vencedor de la primera maratón olímpica (1896), se comió una gallina entera antes de la competición. Y el estadounidense Thomas Hicks llegó a la meta en estado de embriaguez a causa de la estricnina y el brandy que había bebido durante la carrera.

– ¿En qué medida influye la alimentación en los resultados de un deportista?

– Esos logros están determinados por una serie de factores personales, socio-económicos, culturales y ambientales, siendo la nutrición uno de estos factores ambientales. Para un atleta de élite, la dieta va a marcar la diferencia, suponiendo que los otros factores sean iguales.

– ¿Qué importancia se da a la alimentación en unos Juegos?

– Uno de los mayores temores que tienen los atletas olímpicos es enfermarse o lesionarse durante los Juegos. Las enfermedades producidas por la alimentación o los problemas gastrointestinales pueden llegar a impedir su participación.

– ¿Cuáles son las recomendaciones para la dieta de un deportista de élite?

– Los que participan en ejercicios intensos y de larga duración deben ingerir una dieta en la cual el 60 o 70% de las calorías totales derivan de los carbohidratos. En cuanto a las proteínas, las investigaciones sugieren que los deportistas de élite necesitan más de las recomendaciones dietéticas diarias, que son de 0.8gr/Kg de peso corporal por día. Los atletas, además, deben tener un mayor consumo de ácidos grasos polinsaturados y monoinsaturados y un menor de saturados. Por su parte, una dieta equilibrada que tenga suficientes calorías proporciona los niveles adecuados de vitaminas y minerales. Tomados en exceso, pueden ser tóxicos.

– ¿Cómo ha ido cambiando la dieta de los atletas con el paso del tiempo?

–En los Juegos de Berlín de 1936 la alimentación estaba enfocada a la carne y el pollo. En los de Atlanta de 1996 un número importante de atletas fueron suplementados con creatina, un compuesto que se encuentra en nuestro cuerpo y se usa como energía explosiva.

– ¿Existe una dieta olímpica?

– Sí, fue creada por la doctora Samantha Stear para los Juegos de Atenas de 2004. Es ligeramente hipercalórica, con una baja calidad proteica, excesivamente rica en hidratos de carbono y éstos en proporciones inadecuadas, pobre en grasas y con un perfil lipídico desproporcionado y con una calidad minero-vitamínica insuficiente.

– ¿Y es ésta la que siguen los atletas españoles?

– En España estamos haciendo dietas personalizadas, adaptadas a las necesidades de cada atleta.