La pintora Ana Legido –también esposa, madre, cuñada y tía de pintores de la amplia familia Quesada– falleció en su domicilio del barrio de Caeiro, en Sabarís, Baiona. La artista plástica nacida en Ourense en 1939 fue hallada muerta en la piscina del inmueble durante la noche del domingo. El trágico final de la querida mujer causó gran conmoción y sorpresa entre su familia y los más allegados, que la citan con gran cariño.

Sus familiares apuntan a un fallo cardíaco como la causa que propició la desgracia. Según fuentes de la Guardia Civil, su cuerpo apareció flotando en la piscina, donde la trataron de reanimar, sin éxito. La autoridad judicial levantó el cadáver pasada la medianoche y fue trasladada para su autopsia al hospital Nicolás Peña de Vigo.

Hoy, martes, a las 19.00 horas se celebrará el funeral, en la iglesia Nuestra Señora de la Soledad, en O Castro en Vigo. Los familiares pasarán el duelo del velatorio en la más estricta intimidad. Su marido, Fernando Quesada, también artista gráfico y dibujante durante décadas de tiras cómicas en FARO, protagonizó una exposición retrospectiva hace un año en el centro social de Novacaixagalicia en Vigo en la que se pudo ver a la artista. Ana Legido había realizado una de sus últimas exposiciones en Vigo en 2007, siguiendo la línea naif, ingenua, detallista y meticulosa que siempre le caracterizaron.

La pintora, que había cursado la carrera de Magisterio en su localidad natal, deja cuatro hijos, David, Beatriz, Marieta y "Yayo" –los dos últimos, también pintores– y a tres nietos. También tiene tres hermanos, entre ellos el profesor de la Universidad de Vigo y candidato a rector, José Luis Legido. Entre sus amigos más cercanos del día a día sienten especialmente su pérdida los que integran la "Tertulia de los jueves". "Era la mejor de Galicia en su estilo", asegura el fotógrafo Manuel García, Magar. "Ha marcado una pauta para las mujeres de la cultura gallega", explica el pintor José María Barreiro. El nieto de Laxeiro y secretario general del patronato del pintor, Carlos García – Suárez sintió profundamente la noticia y recordó la relación artística de su abuelo con la pintora.

La elegante y tierna artista del naif

"Pocos artistas estuvieron tan inmersos en la plástica como esta delicada, elegante, encantadora y tierna pintora", emparentada con la saga Quesada, tan prolífica en artistas de la tela. Y la inspiración fue fértil. "Lo primero que tenían en casa mis hijos era un lápiz", aseguró la artista Ana Legido en una de sus últimas entrevistas, concedida a F. Franco en FARO, en 2007.

"Cualquiera que fuese la formación académica de Ana Legido, importaría mucho menos que su propio carácter, el ambiente que ha vivido, los continuos diálogos sobre pintura que habrá mantenido, para su andadura", resume sobre la tierna personalidad de la pintora la reseña literaria de un estudioso.

Nació en Ourense el 21 de marzo de 1939. De ascendencia paterna castellana y madre gallega, cursó Magisterio en la ciudad de As Burgas. Desde joven, su inquietud por la pintura la llevó a relacionarse con gente del mundo de la pintura. Al mismo tiempo, estudió Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, ejerciendo más tarde en Vigo en un colegio público como profesora del área plástica. Esto, según los expertos, influiría en su pintura, con una visión tierna y mágica de la vida.

En 1960 se casó con el dibujante y pintor Fernando Quesada. "Ya en los años 60 mi casa se convirtió en hospedaje de nuestros amigos o familiares artistas de Ourense, para los que exponer en el Vigo de aquella época era un maná", aseguraba Ana Legido en la entrevista citada. Hablaba de los hermanos Quesada: Antonio o Xaime; de Acisclo Manzano, de Buciños, de Pousa, "que era de Goián pero se sumaba al grupo".

Tras exponer en ciudades galegas, Legido acude a la Galería Durán de Madrid e ingresa en el grupo "Ingenuístas de España" presidido por el doctor Vallejo Nájera y fue galardonada con el Premio de la Crítica.

Ana Legido recuerda de aquella época las esculturas de Acisclo Manzano que se le acumulaban en casa, los hijos que iban viniendo, aquella primera sala Caixanova en la que conoció a Blanco Amor, aquel Lugrís ingenioso, los vinos tras las exposiciones en el bar Condado, en el Túnel, en el Valeije, en el Eligio de aquellos tiempos en Vigo... Y a las mujeres artistas. Conoció "mucho" a María Antonia Dans", también a "Mercedes Ruibal, con la que luego tuve mucha amistad", reconocía, y "a María Victoria de la Fuente".

Aunque su pintura no es estrictamente naif, como se la suele encasillar, coleccionistas de esta modalidad buscan sus cuadros, porque es exquisita, perfecta y evocadora. Está representada en Museos de Galicia y en importantes colecciones institucionales y particulares.

Al dedicarse exclusivamente a la pintura, participó en exposiciones individuales y colectivas, patrocinadas por el Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Galería "Ramón Durán" (Madrid), el Ministerio de Cultura de la Villa de París, "Caja Madrid", "Iber-Caja" (Zaragoza), "El Corte Inglés", Novacaixagalicia en Vigo; en la Fundación Araguaney en Santiago, pero también del Ministerio de Cultura de Italia y Portugal. Ha sido definida como autora de una pintura con una gran carga literaria, extraña mezcla de realismo inexistente y de imaginación sin límites. "Literatura infantil dicha gráficamente de la mano de una sabia, paciente".