Antonio Tenorio Madrona es licenciado en Derecho y, desde hace cuatro años y medio, inspector jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional. Ha sido el principal responsable de la operación que ha desembocado en la recuperación del Códice Calixtino de la catedral de Santiago de Compostela, una joya medieval de valor incalculable que había sido sustraída hace un año por Manuel Fernández Castiñeiras, un electricista que, a lo largo de un cuarto de siglo, había trabajado para el cabildo catedralicio.

–¿Cuándo empezó a trabajar en este caso?

–El mismo día en que faltó el códice, hace un año justo.

–¿Usted dirigió la operación en todo momento?

–La he dirigido en el segundo tramo, más o menos en los seis últimos meses. Anteriormente yo había estado de baja.

–En el ranking de relevancia de los casos que ha tenido entre manos, ¿qué puesto ocupa el del Códice Calixtino?

–A juzgar por la repercusión mundial –porque he visto noticias de prensa italiana, argentina y de muchos países– pienso que es el más relevante que me ha tocado hasta el momento. Recibir el aplauso del pueblo, de los ciudadanos en la calle, es muy gratificante.

–¿Cuándo empezó a ver luz al final del túnel?

–El final del túnel nunca se ve hasta que se está saliendo.

–¿Pero cuándo empezó a tener pistas concluyentes?

–Que la autoría recaía sobre Castiñeiras comencé a sospecharlo en el momento en el que lo conocí, que fue en enero.

–¿Sospechó de él desde el primer momento?

–Bueno, las sospechas recayeron desde el principio sobre todos los que estaban en el entorno, pero se centraron y se fueron descartando. Yo, particularmente, me fijé en este personaje en el mes de enero, pero ya era sospechoso desde el principio.

–¿Qué es lo que le resultó más llamativo?

–La convicción policial de que la cosa iba por ahí. Y los años de experiencia en la materia. Y los 38 años que llevo de policía.

–El ladrón seguía yendo a misa...

–El hombre seguía yendo a misa a diario, mañana y tarde, incluso festivos y demás.

–¿Ha sido un caso difícil?

–Sí, porque el autor del robo no colaboró en ningún momento y sigue sin colaborar.

–¿De dónde recibieron pistas valiosas?

–No puedo revelar lo que son los argumentos ni la trama ni los mecanismos de investigación. Son cuestiones que mantenemos en nuestro ámbito profesional, y nada más.

–¿La satisfacción por resolver un caso de esta naturaleza es equiparable a su relevancia pública?

–La satisfacción es enorme, absoluta. Hombre, cuando el pueblo agradece, cuando la gente quiere, cuando se trata de un bien que es patrimonio de la humanidad, patrimonio histórico, patrimonio cultural, que es de todos, que todos lo quieren, pues cuando se restituye produce más satisfacción que si fuera de un particular, eso está claro. Vuelvo a repetir que ver a la gente aplaudiendo a una comitiva que se dirige con el códice a la catedral para ver si es o no es el original. Es gratificante.

–¿Qué salida podía haberle dado el ladrón?

–Pues tiene muy difícil salida salvo que aparezca un caprichoso que tenga mucho dinero y lo quiera para contemplación propia y sin exhibición. Nosotros cerramos la puerta del mercado cuando faltan cosas así.

–¿Piensa que Castiñeiras tenía encauzada la venta?

–Bajo mi punto de vista, no.

–El ladrón tenía en su poder más de un millón de euros. ¿De dónde salieron?

–Estamos investigándolo.

–¿No puede adelantar nada?

–Estamos investigándolo. No me gusta aventurar hipótesis.

–El caso no ha terminado.

–En general, los casos se terminan bastante tiempo después de lo que parece.

–¿A quién ha tenido informado de los avances de la investigación?

–Yo informo siempre a mis superiores y ellos son quienes determinan a su vez a quiénes tienen que informar. Tengo un superior inmediato que es única y exclusivamente a quien informo, salvo que un superior suyo recabe información directamente.

–De este caso, ¿qué enseñanzas ha extraído?

–De todos los casos se aprenden cosas, incluso de los más simples. Éste, como ha sido complejo, enseña bastante más que otros. No voy a entrar en detalles.

–¿Tiene entre manos algún otro caso que pueda comentar?

–Comentar no, y menos los que están en vía de investigación.

–¿Pero hay alguno importante?

–Todo es importante. Nosotros no dejamos de trabajar nunca. Prestamos más atención a los de más relevancia, evidentemente, pero nunca nos falta trabajo. Ni a nosotros ni a la policía en general, por desgracia.