Han pasado ya más de 50 años desde que Wanda Jackson, considerada como la primera mujer del rock'n'roll y la reina de rockabilly, grabase "Let's have a party". Pero a sus 74 años de edad sigue al pie del cañón, grabando y dando conciertos por todo el mundo. Estos días arranca una nueva gira, que incluirá tres conciertos en España. Uno de ellos será el miércoles en la sala Capitol de Santiago [22.00 horas, entradas 20 y 25 euros], con Pedrito Diablo y Los Cadáveras de teloneros. Jackson atendió a FARO desde su Oklahoma natal y se mostró deseosa de regresar a España.

- Con 74 años de edad y con su álbum más reciente titulado "The party ain't over" ["La fiesta no se ha acabado"], ¿aún tiene ganas de fiesta?

-Seguro que sí. Ya no soy la party girl de los años 50 [risas],pero siempre estoy dispuesta para una fiesta y sé que la gente de España también.

-Tiene una audiencia muy amplia y en los últimos años ha ganado nuevos seguidores entre los jóvenes. ¿Cómo se siente sobre el escenario cuando ve entre el público a tantas personas que por edad podrían ser sus nietos?

-[Carcajada] Es toda una experiencia. En mi banda hay músicos que incluso son muy jóvenes para ser mis hijos. Pero he notado que la juventud siente un gran respeto por mí y eso me hace sentir muy orgullosa. No menosprecian mi música, me quieren y respetan mis canciones y mis conciertos. Es algo que resulta muy gratificante.

- Uno de esos jóvenes es Jack White [The White Stripes], productor de "The party ain't over". ¿Cómo decidieron trabajar juntos?

-Tengo un publicista, un veinteañero muy emprendedor, que decidió hablar con Jack White para proponerle la grabación de un dueto conmigo. Jack le dijo que no lo haría, pero también le dijo que tenía un estudio de grabación y que quería grabar un disco entero conmigo. La verdad es que fue muy emocionante y excitante.

- El álbum está compuesto íntegramente por versiones. ¿Quién se encargó de la selección?

-Este hombre tan joven ya tenía unas doce o trece canciones seleccionadas para mí, la mayoría versiones. Yo conocía algunas y otras no. Él también quería contar con mi opinión y yo propuse tres temas que al final se incluyeron en el disco: una canción de Elvis titulada "Like a baby", otra fue "Teach me tonight" y mi tema favorito, "Blue yodel #6". Jack se emocionó muchísimo con esta última canción y decidió que la grabásemos solo con una guitarra. Es un cierre muy bonito para un álbum tan lleno de energía.

- Entre esas versiones está "You know I'm no good", de Amy Winehouse. El disco se grabó en 2010 y ella falleció hace ahora un año. ¿Qué sintió cuando se enteró de su muerte?

-Fue un auténtico shock. Todos sabíamos que tenía sus problemas y sus demonios interiores, pero parecía que podía superarlo. Me sentí muy triste a nivel personal porque quería conocerla y desgraciadamente ya no tendré esa oportunidad.

-En ese listado destaca también "Thunder on a mountain", de Bob Dylan, y parece que fue una sugerencia de él mismo.

-Sí. Jack White y Dylan son muy buenos amigos y Jack lo llamó para preguntarle si tenía alguna canción para mí. Dylan le contestó enseguida que sí y propuso ese tema del disco "Modern times". Lo que pasa es que duraba once minutos y lo tuvimos que acortar a prácticamente la mitad. Pero creo que realmente hicimos un buen trabajo.

- ¿Y "Busted"? ¿Es un homenaje a Johnny Cash?

-Esa era una de las canciones que Jack eligió para mí. Durante los años 50 yo tuve la oportunidad de conocer y de tocar con Johnny, Buddy Holly, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins. Nos conocíamos todos.

-Y también conoció a Elvis Presley. En agosto se cumplen 35 años de su muerte, ¿es cierto que fue Elvis quien le animó a aparcar el country y a probar el rock'n'roll?

-Es verdad. Era un gran amigo, nos llevábamos muy bien y nos divertíamos mucho durante y después de los conciertos. Una vez me dio su anillo y lo llevé en una cadena alrededor del cuello. Fui su chica durante un tiempo. Pero lo más importante que hizo Elvis por mí fue enseñarme aquella nueva música del rock'n'roll, si no fuese por él no lo habría intentado.

-Sin embargo, después de algún tiempo volvió al country. ¿Qué fue lo que ocurrió?

-Yo realmente estaba muy cómoda en el rock'n'roll, pero no acababa de tener un disco de éxito. Creo que en aquellos momentos la sociedad no estaba preparada para que una chica cantase aquella nueva música tan salvaje. Así que volví al country, que era donde había empezado. Y curiosamente fue en aquel momento cuando "Let's have a party" se convirtió en un éxito.

- En su último disco dice que la fiesta no se ha acabado, pero en sentido figurado sí estuvo interrumpida bastantes años. En los 70 y 80 decidió centrarse en el gospel, ¿le resultaba incompatible alternar discos religiosos con otros de rock o country?

-La música country en aquel momento estaba cambiando. Mi marido y yo tuvimos una experiencia con Jesús, fue algo que cambió mi vida de un modo maravilloso. Durante muchos años lo único sobre lo que quería cantar era sobre mi nueva vida y Jesús. Y eso fue exactamente lo que hice. Pero a finales de los 80 lo que me apetecía era volver al country y al rock y tuve la oportunidad de hacerlo.

-Esta gira la trae a Galicia y a Santiago, una ciudad esencial para el cristianismo por el Camino y la catedral. ¿Aprovechará para visitarla?

-Conozco la historia de Santiago y sería maravilloso visitar la catedral. Pero dependerá del tiempo del que disponga y de mis energías. Tendré que improvisar.

-¿Podemos esperar que la fiesta no se acabe y continúe un poco más?

-¡Esa es mi esperanza! Es algo que ahora está en las manos de Dios, pero yo me siento bien y lista para seguir. Mientras la gente así lo quiera, la fiesta continuará.