Su historia está estrechamente vinculada al monasterio de Aciveiro, ya que fueron los frailes los que rigieron los destinos de la Terra de Montes durante largo tiempo. Los monjes ya conocían la naturaleza de la zona, un enclave de media montaña que se extiende por las serranías de O Suído, Cando y Candán, espacios de Importancia Comunitaria (LIC) que acogen bosques, valles, ríos y pequeñas aldeas en las que es posible observar todo tipo de arquitectura tradicional en forma de casas antiguas, eiras, capillas, cruceiros, molinos, hornos o fuentes. Los hórreos conforman uno de los elementos patrimoniales más significativos de este concello -referencia de la recuperación del porco celta en lo gastronómico- que cuenta con cuatro rutas que permiten conocer sus espacios naturales y su riqueza histórica.

En el centro urbano, en medio de una hermosa plaza se alza la iglesia de Santa María, del siglo XVII, obra de Domingo de Castro que alberga en su interior interesantes retablos. La actual torre del templo se atribuye al insigne José Cerviño. Andando por el pueblo aparecen numerosos hórreos, con la mayor agrupación en la Eira da Forxa, así llamada porque antaño el camino conducía al taller donde ejercía un ferreiro. Para conocer la riqueza natural e histórica, el concello cuenta con cuatro rutas habilitadas, la de Alvite, la de Magros, la de Garfián y la de Xirazga, todas de baja dificultad. En esta última parroquia se encuentra un cruceiro de Cerviño, mámoas, minas de estaño y un puente medieval.