Son dos referencias del cómic en España y los dos trabajan desde Galicia. David Rubín y José Domingo sueñan. En unas horas, sabrán si el mejor cómic del año El héroe (Rubín) o Aventuras de un oficinista japonés (Domingo) lo ha firmado alguno de ellos. Saldrán de dudas mañana en la ciudad condal en el Salón del Cómic de Barcelona (Ficomic), que cumple 30 años. Ambos compiten con gente como Paco Roca o Mireia Pérez, entre otros.

A Rubín y Domingo así como a los otros tres gallegos que participarán de forma activa en el salón (Jacobo Fernández, Martín Romero y Mariano Casas), les esperan cuatro días de trabajo.

David Rubín hablará y firmará ejemplares de El héroe. Atrás queda su primera participación en Ficomic con "la carpeta de trabajos bajo el brazo". "Fue en el año 2003 ó 2004 –calcula– Para nada soñaba con ser un asiduo del Salón. Dormía donde me invitaban. Me gastaba el dinero en el billete de avión y no tenía para alojamiento". Para Rubín, vale la pena participar en Ficomic puede impulsar la venta de ejemplares o llegar a acuerdos con editoriales.

En su caso, estaba previsto que presentara la segunda parte de El héroe; sin embargo, ha aplazado la cita. "Prefiero retrasarlo unos meses y sentirme orgulloso del trabajo que hacer algo con prisa aprovechando el tirón de las ventas del Salón", dice.

Su compañero José Domingo también considera que se le saca "rentabilidad" a Ficomic. "Siempre se vende más y hace que tengas más presencia entre la avalancha de novedades", indica.

Por su parte, Jacobo Fernández lleva a Barcelona Breve encuentro, versión en castellano con viñetas sobre la vida del poeta Lois Pereiro. A direrencia de la editada en gallego por Xerais, en esta de Sins Entido, se presentan 40 páginas adicionales. "Este es un clásico que nace en el Salón de Barcelona y vuelve a él", explica, ya que un esbozo de la obra fue adelantada en Ficomic el pasado año.

Los otros dos autores gallegos que acuden son Martín Romero (Boiro, 1981) que solo cuenta en el mercado con la obra Las fabulosas crónicas del ratón taciturno, que a finales de mes verá su versión en francés; y el compostelano Mariano Casas (1971) como La historia jamás contada jamás contada, autoeditada por él, y que tiene la peculiaridad de contener dibujos realizados mediante programas vectoriales por ordenador.