Ecologistas franceses se internaron hoy de forma clandestina en dos centrales nucleares del país para tratar de probar fallos en sus sistemas de seguridad, a cuatro días de la segunda vuelta de las presidenciales en las que pretenden que la energía atómica sea uno de los temas centrales.

Un miembro de Greenpeace penetró en la central de Bugel en un parapente motorizado, mientras que otro militante se coló en la de Civaux, ambas en el centro del país, aprovechando la entrada de un camión de aprovisionamiento.

La eléctrica EDF, propietaria de ambas centrales, minimizó los hechos, afirmó que los altercados no provocaron ningún problema y aseguró que los sistemas de seguridad hubieran funcionado ante una amenaza mayor. Pero Greenpeace considera que los hechos prueban que las centrales nucleares tienen un peligro mayor del que reconocen las autoridades.

"Greenpeace apela a los dos candidatos finalistas a que se comprometan a evaluar los riesgos de una agresión exterior de origen humano" en un recinto nuclear, señaló en el comunicado Greenpeace, que consideró que "en un mundo post 11 de septiembre, este riesgo debe ser seriamente estudiado".

Un activista de Greenpeace sobrevoló en un parapente motorizado la central nuclear de Bugel, a 30 kilómetros de Lyon (sureste), y logró posarse en la misma. El miembro de la ONG se internó en la zona de exclusión aérea de la central y colocó un bote de humo sobre uno de los reactores, según las imágenes difundidas por Greenpeace. El joven fue arrestado junto con un ayudante.

El segundo activista fue Hervé Couasnon, conocido como el "poeta escalador" y que en el pasado ya logró introducirse en lugares prohibidos. Aprovechando la llegada de un camión de aprovisionamiento se internó en la central de Civaux y, desde el interior, telefoneó a medios de comunicación franceses.

Couasno trató de presentarse a las presidenciales, pero no lo logró, por lo que afirmó que trató de llamar la atención de los dos candidatos que este domingo se disputarán la presidencia, el socialista François Hollande y el saliente Nicolas Sarkozy.

Mientras que el socialista Hollande apuesta por una reducción paulatina de su peso, el conservador Sarkozy mantiene su apuesta por la energía atómica, en la que Francia es el segundo país con más centrales del mundo por detrás de Estados Unidos.