Es necesario comunicar e informar de los casos de violencia de género pero "evitando ciertos riesgos" que puedan inducir al "efecto llamada" o "imitación", entendido como estos que otras personas puedan copiar la actitud de los agresores. Una forma de redacción o comunicación "inadecuada" sobre un caso de violencia machista puede causar graves perjuicios a la persona víctima o agresora. El consejo lo realiza Inés Iglesias, profesora titular de Derecho Procesal de la Universidade de Vigo, en el campus de Ourense, que –junto a María Lameiras, vicerrectora del mismo campus– ha coordinado el libro Comunicación y Justicia en violencia de género, presentado ayer en la sede del Instituto de la Mujer, en Madrid.

Entre los "riesgos" a los que hace alusión la publicación, figuran el uso, en noticias, de terminología no correcta; la banalización de los hechos o la priorización del sensacionalismo a la hora de enfocar y tratar la información en los medios de comunicación.

Un ejemplo es cuando en algunas informaciones se señala que el presunto agresor era "un hombre bueno". Otro abarcaría el señalar que la víctima mantenía una relación sentimental con otra persona, o que el agresor era un "enfermo de celos". En ningún caso, estiman las coordinadoras y escritoras del libro se deben justificar las agresiones. A veces, esto sucede facilitando "datos no relevantes que justifican la conducta".

Este volumen es la tercera monografía de un proyecto sobre el tratamiento de la violencia de género. El primero publicado mostraba la óptica psicológica y jurídica; el segundo, la violencia sexual y el tercero, la comunicación desde los medios con las otras dos perspectivas incluidas.

El libro supone una guía práctica para profesionales que informan de casos de violencia machista o que trabajan con las víctimas. Para Inés Iglesias, los profesionales deben evitar perjudicar a la víctima y al agresor con el fin de que se respeten los derechos fundamentales de la persona al tiempo que se ejerce el derecho de libertad de expresión.