La tinta impregna la memoria de Pedro Feijoo (Vigo, 1975). Finalista del Premio Xerais de Novela del pasado año, el escritor se encuentra promocionando el libro, Os fillos do mar. Su capacidad para moldear historias cautivadoras la ha heredado de su abuelo, Manuel Delafuente, y, Álvaro Cunqueiro, no a través del ADN, sino mediante las horas de escucha y atención prestada de pequeño, cuando visitaba las oficinas de FARO DE VIGO, viviendo la hora mágica del cierre con no más de diez años de edad. "A mi abuelo, periodista de FARO, le cogió de lleno la época de Cunqueiro. Cenaban queso, manzanas y vino de forma habitual. Yo guardo la navaja con la que Cunqueiro cortaba el queso. Fue un regalo suyo", explica Feijoo quien guarda buen recuerdo del olor a tinta en la rotativa en Colón y Chapela del ahora diario decano.

Su novela Os fillos do mar no habla de Cunqueiro, aunque sí nombra a su abuelo como ´reporter del FARO´ y como Díaz-Fernández (un trasunto de Delafuente) pero sí rescata el pulso y parte de la historia de una ciudad, Vigo, a la que Feijoo procesa devoción, tanta como al autor de Merlín e familia. "Hay –explica– una propuesta para hacer una ruta por el Vigo literario. Eso me parece bien. Yo empezaría por la casa de Cunqueiro que tiene que estar llena de magia, seguro que hay un gatipedro escondido en el portal".

Este ser con un cuerno y cabeza de gato tampoco aparece en el libro de Feijoo, un thriller en el que el lector se topará con un joven arquitecto, Simón, inmerso en una trama con un asesinato de por medio, una herencia llena de incógnitas y una casa al borde de la playa de Canido con una misteriosa fuente.

Los galeones y la droga

La mafia actual, los líos familiares, la Guerra Civil y el nazismo, más el Cristo de Maracaibo de la batalla de Rande marcan los flashbacks y enganches de una historia con ritmo rápido y de fácil lectura que conecta con el lector con su lenguaje de impronta coloquial y humor. Feijoo, sentado en una terraza de Alfonso XII, en Vigo, en el edificio donde habita el protagonista de su historia, habla de ella como una ráfaga suave.

"Un día estaba con Marta, mi pareja, hablando del tipo de historias que nos gustaría encontrar en la próxima novela que comprásemos. Pensamos en que debería tener una trama enrevesada, con ritmo rápido, con un lenguaje coloquial. Empezamos a tirar del hilo y cuando nos dimos cuenta ya teníamos la trama hecha. Lo siguiente fue escribirla", explica.

Así nació Os fillos do mar done Vigo es una de la protagonistas. El lector que recorra las 425 páginas vivirá de forma trepidante las idas y venidas de los personajes a través de una ciudad en su presente pero también en su pasado, con paradas en edificios como los de Pacewitz, oficinas, bares, esquinas y tramos de costa que son reales, a excepción de la Casa Grande en Canido de donde parte la trama que es la única invención.

"Recuerdo –añade Feijoo – una frase de El silencio de los corderos que dice: ´Uno empieza deseando lo que tiene cerca´. El Vigo del que hablo es muy real pero hay cosas que la gente no recuerda mucho. Muchas veces, parece que solo existe lo que recordamos".