Persistencia, capacidad resolutiva, imaginación, competir por tus propios méritos y el pasaporte siempre presto para viajar. Laura Campo (Ourense, 1979) resume así el perfil del buen investigador, al que su currículo se ajusta, por cierto, como un guante. Doctora en Física Aplicada por la Universidad de Vigo, realizó una estancia en Lovaina y ahora es investigadora de la Facultad de Ingeniería de Oporto, destino que ha cambiado temporalmente por el Laboratorio de Química Física y Teórica de Oxford. "Siempre quise salir y aprender de otros grupos. Conocer más puntos de vista y darte cuenta de lo que puedes llegar a mejorar resulta muy enriquecedor. Otra cosa es que no puedas volver. La situación en España es increíble y ni me planteo buscar algo allí", critica.

Nada que ver con la "apuesta" del país vecino. "Portugal fue rescatado, pero invierte en investigación y en el desarrollo del conocimiento, pues gracias a ello podrá tener algo que vender al exterior. Las becas están bien financiadas y hay grupos muy buenos", compara.

En el Centro de Estudios de Fenómenos de Transporte, adscrito a la Facultad de Ingeniería de Oporto, Laura estudia desde 2010 la influencia de las capacidades viscoelásticas de la sangre en la formación y ruptura de los aneurismas cerebrales. Para ello utiliza técnicas de reología, que fueron precisamente las que después de doctorarse en el campus de Ourense la llevaron en 2008 hasta la Universidad Católica de Lovaina, donde se formó hasta su traslado a Portugal en un equipo de referencia mundial en este ámbito.

En la ciudad belga también conoció a su pareja, Curro, un investigador malagueño que trabaja en su mismo campo y con el que, desde entonces, comparte trayectoria personal y profesional: ambos consiguieron en Oporto una beca de la Fundación Ciencia y Tecnología de Portugal que esperan renovar y juntos amplían hasta el próximo mayo su currículo en Oxford.

Al contrario que el agua, un fluido newtoniano que en condiciones normales solo se comporta como líquido, la sangre presenta al mismo tiempo propiedades sólidas y líquidas. Gracias a las técnicas reológicas y utilizando fluidos análogos al humano en microcanales diseñados a partir de angiografías cerebrales, Laura investiga esta doble naturaleza para tratar de determinar "cuál es el factor decisivo que provoca la dilatación de la vena y, por tanto, los aneurismas".

"Ahora solo es posible detectarlos con un escáner y tratar de controlarlos para que no se produzcan hemorragias, pero lo ideal sería poder prevenirlos", explica sobre la utilidad futura de sus estudios en dinámica de fluidos. Un área en la que el grupo de Oporto también emplea técnicas de microfluídica y que puede tener múltiples aplicaciones, entre ellas, la fabricación de microchips o el diseño de líquidos más aptos para la limpieza de vertidos.

La puesta en marcha de estos experimentos requiere de equipos muy avanzados: "La Facultad de Ingeniería de Oporto es una de las mejores del país y cuenta con muy buenas instalaciones. Y los laboratorios de Oxford están superequipados. Cuando comentamos a veces la situación de la ciencia en España la gente se sorprende. El país da la imagen de no invertir y de no estar interesado en investigación. Y la pena es que a veces el dinero está mal empleado, por ejemplo, en conceder plazas cuando ningún candidato cumple requisitos".

Además de encontrarse en un sistema de I+D que le permite realizarse –"Me llena lograr resultados con mis experimentos y más aún que puedan ser utilizados para una buena causa en el futuro"–, Laura vive a gusto en Oporto. "Portugueses y gallegos nos sentimos muy cercanos, aunque tenemos diferencias. Nosotros somos más de estar en la calle", comenta. Aprecia la calidad de vida y asegura que la crisis no se palpa en la ciudad: "Yo no la noto, la Universidad no es gratuita y tiene muchos alumnos y la ciudad tiene un gran ambiente los fines de semana".