"El asunto March ha sido el más escandaloso que ha habido en el mundo, porque durante once años el señor March ha tenido a su disposición a los expresidentes del Consejo y a los ministros, y ha mandado en España. Destituía gobiernos a su antojo y su influencia llegaba al Parlamento". Las corruptelas de Juan March Ordinas exasperaban a Francesc Cambó, el exministro de Hacienda entre 1921 y 1922 con el Gobierno de Antonio Maura que se propuso acabar con el negocio del contrabando de tabaco liderado por el financiero, gracias al cual había amasado ya entonces una ingente fortuna. Fracasó.

March nació en Mallorca el 3 de octubre de 1880 y murió en un accidente cerca de Madrid el 10 de marzo de 1962, por lo que acaban de cumplirse cincuenta años de su fallecimiento. Fundador de un gran imperio financiero, hoy en manos de sus nietos y denominado Grupo March, a su muerte era considerado el hombre más rico de España, y ya en 1943 el diario londinense The London Times le situaba como la séptima fortuna mundial. Banquero, especulador, contrabandista, terrateniente, financiero, político… la biografía de March presenta a un hombre tremendamente astuto y ambicioso, que jugó un papel clave en la historia española e internacional, especialmente durante las dos guerras mundiales.

Tabaco y tierra

Un imperio forjado con el contrabando y la parcelación

El joven March se inició en el mundo de los negocios en casa; su padre y su abuelo eran importantes tratantes de ganado y exportadores de productos agrícolas. Nacido en Santa Margalida, un municipio costero al norte de Mallorca, muy pronto aprendió cómo funcionaba el contrabando de tabaco en ese litoral, actividad que contaba además con un amplio respaldo social en la época.

El año 1906 supone para March la independencia respecto a las actividades mercantiles de su padre, pues compra al valenciano Vicente Jorró su primera fábrica de tabaco en Argelia y decide establecerse por su cuenta al intuir que el verdadero negocio está en el tabaco en el norte de África, y no en los cerdos y los ajos.

Unos años más tarde, en 1911, obtendrá de los franceses –bajo acusaciones de soborno al político francés Luis Malvy– el monopolio de la venta de tabacos en Marruecos, excepción hecha de Ceuta y Melilla, convirtiéndose popularmente en "el rey del tabaco" al copar la producción en todo el norte de África. El contrabando tabaquero será la fuente fundamental de la primera fortuna de March, pero no la única. Paralelamente a su establecimiento en África, obtenía copiosos ingresos con la parcelación de las grandes propiedades adquiridas a terratenientes y a la nobleza de Mallorca venidos a menos. En una comparecencia en las Cortes españolas, el 5 de noviembre de 1931, el diputado Juan March explicaba cómo había extendido "a la Península aquellas actividades, habiendo parcelado algunos miles de hectáreas en Levante y la Mancha", llevando firmadas "más de 40.000 escrituras públicas de venta a plazos a modestos cultivadores".

Para complementar y financiar su incipiente actividad mercantil, el 25 de mayo de 1905, a sus 24 años, March funda en su propia casa la banca Juan March Ordinas. Permaneció más o menos en la clandestinidad hasta 1926, cuando abra oficialmente la Banca March, hoy extendida en toda España y considerada una de las más solventes.

También por tradición familiar, el hombre de negocios dio el salto a la política. Juan March salió elegido diputado en dos ocasiones, 1923 y 1931. El golpe de Estado y la dictadura del general Primo de Rivera frustraron la primera etapa política del multimillonario, provocándole además nuevos quebraderos de cabeza. Francisco Bastos, director de la Compañía Arrendataria de Tabacos, denunció los tejemanejes de March en el contrabando en el norte de África con un centenar de informes, pero sin éxito.

Persecución

La dictadura de Primo intentó detenerle y Azaña lo consiguió

En abril de 1924, se dicta una orden de detención contra March, de quien se ha dicho que escapó hacia Francia disfrazado de sacerdote. Con todo, el financiero terminará por limar asperezas con el gobierno de Primo, y en 1927 este le adjudicó el monopolio de tabacos en Ceuta y Melilla.

De todos modos, los problemas para March estaban aún por llegar. Nada más haberse proclamado el gobierno de Manuel Azaña, se ordenó el arresto del financiero, que esta vez –la única– terminó 17 meses entre rejas. El fiscal de la República examinó entonces el expediente de adjudicación del monopolio que March había obtenido de Primo de Rivera, en busca de cargos, pero el juez terminó sobreseyendo la causa. Entonces, el gobierno republicano intentó enjuiciar a March a través de la Comisión parlamentaria de Responsabilidades. El proceso ha sido tachado de "escandaloso" por algunos historiadores –como la exministra socialista Mercedes Cabrera Calvo Sotelo–, por la incoherencia de que una democracia mantuviera encerrado a March sin pruebas.

El 2 de noviembre de 1933, el magnate protagonizará una espectacular huida de la prisión de Alcalá de Henares; sobornando a sus carceleros, consiguió llegar a Gibraltar, y de allí hasta Marsella. Le acompañaron entre otros su médico particular, Víctor Ruiz Albéniz, abuelo del hoy ministro Alberto Ruiz Gallardón, y el propio carcelero que le facilitó la libertad, Eugenio Vargas Rodríguez. March achacó la "persecución" a su negativa a haber financiado en su día la revolución republicana. Por supuesto, no estaba dispuesto a dejar impune su paso por la cárcel, y decidió vengarse.

Los historiadores ya le sitúan como el banquero que –estando en la cárcel– aportó dinero y medios para el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo, preludio de la insurrección militar que unos años después, en julio de 1936, lideraría el general Franco y derrocaría al gobierno republicano dando lugar a la guerra civil.

Desde Biarritz (Francia), March dio un cheque en blanco para sufragar los gastos del alzamiento de los militares golpistas españoles, congregados en el norte de África. El magnate financió el traslado de los soldados hacia el sur de la península por el estrecho de Gibraltar, para de ahí llegar hasta Madrid. Lo hizo con una parte de sus barcos de la compañía Transmediterránea, cuyas acciones poseía, aviones de guerra adquiridos en Italia, y se valió también de los faluchos que todavía le seguían prestando servicio en el preciado contrabando de tabaco. Pero si un gesto de March ha pasado a la historia por su especial cariz simbólico, ese ha sido el costear el avión modelo Havilland inglés Dragon Rapide, que permitió transportar a Franco desde Canarias a Marruecos, para ponerse al mando del ejército sublevado.

Con todo, la relación entre el Generalísimo y March fue siempre tensa, nunca se fiaron el uno del otro, hasta el punto de que en unas anotaciones manuscritas, con múltiples referencias a los preparativos del golpe, el futuro dictador llegó a poner: "March se raja = expediciones de recuperación y castigo". Finalmente, el magnate aceptó continuar aportando el dinero necesario para pagar la sublevación, mediante préstamos millonarios y la adquisición de miles de camiones de guerra en el extranjero. En abril de 1938, por mediación de la Banca March los créditos a los franquistas ya superaban los dos millones de libras esterlinas.

Espía de Londres

Sobornó a generales para que Franco no se aliara con Hitler

March también protagonizó misiones secretas en mayúsculas, como cuando en el verano de 1940 se encargó de sobornar con 13 millones de dólares, a instancias del primer ministro británico Winston Churchill, a unos cuarenta generales franquistas para evitar que España entrara en la II Guerra Mundial del lado de Hitler.

Su apoyo a los golpistas le valdría, años más tarde, hacerse con la propiedad de Barcelona Traction, la principal compañía eléctrica de Cataluña, en una operación que aún hoy se considera el mayor golpe financiero de la historia. March pagó 10 millones de pesetas, cuando su valor superaba los 6.000 millones.

En noviembre de 1955, el magnate creó la Fundación Juan March, con un capital de un millón de dólares, que triplicaría antes de morir. Con sede en Madrid, la fundación organiza exposiciones de arte, conciertos musicales y ciclos de conferencias y seminarios, y ha becado a multitud de jóvenes para su formación.