Bernardo Bonezzi, que tras la disolución de los Zombies en 1982 se volcó en la composición de música para cine, televisión y teatro –su primera incursión en el cine fue en "Laberinto de pasiones", de Almodóvar–, ha decidido abandonar la soledad del compositor y volver al directo con "La esencia de la ciencia". Vigo será la segunda parada en este reencuentro con el público y será mañana (21.00 horas) en la Sala Mondo, donde volverán a sonar también los éxitos de su carrera, entre ellos, la mítica "Groenlandia".

–Treinta años sin subir a un escenario son muchos, ¿no?

–No ha sido una decisión demasiada premeditada. Cuando hacía este disco se me ocurrió que por qué no volver a los escenarios. Después de tantos años trabajando solo, componiendo bandas sonoras y temas para otros, echaba de menos tocar con músicos, y he tenido suerte porque tengo un grupo fantástico y me siento muy arropado. Siempre me ha gustado el riesgo, de hecho, en Zombies entré con 13 años y tenía 15 cuando grabamos "Groenlandia", que se ha convertido en un clásico del pop. No fue fácil, porque estábamos haciendo música nueva y luchando con grupos como Los Pecos.

–Para quienes empiezan tampoco hoy es fácil.

–Yo tengo una carrera larga y me mantengo, pero para quien empieza el panorama es muy negro.

–¿No vivimos una cierta nostalgia hacia los ochenta?

–Puede. Yo los viví y me lo pasé bien, aunque también coincidió con mi adolescencia y las hormonas mandan. Pero creo que se ha mitificado mucho. Hubo un momento en que se quiso politizar porque el Gobierno quería mostrar la España de la transición como un país moderno que hacía cosas modernísimas. Pero yo no tengo nostalgia ni vuelvo a los escenarios por nostalgia.

–¿Dónde guarda el Goya?

–En mi biblioteca. Tampoco descarto volver a hacer alguna película, pero ahora hay una tendencia que no comparto y es llenar la película de música y con orquestas de 80 músicos. Llenar una película de música como si fuese a hundirse el "Titanic" es ridículo y además ocurre lo peor que puede pasar: que la música sea más grande que la imagen y se salga de la pantalla. El Goya lo gané con solo 18 minutos de música.

–"La esencia de la ciencia". ¿Es usted un científico del pop?

–No es eso. Hace mucho tiempo que me interesa la ciencia porque vivimos una época donde los valores se desmoronan y para alguien agnóstico como yo, la ciencia es algo a lo que agarrarse, aunque también es un terreno resbaladizo porque la física cuántica dice que Einstein estaba equivocado. Pero hay otra cosa y es la relación entre la ciencia y las artes. Parece que no la hay pero la esencia de ambas parte de un mismo punto: la observación del mundo que nos rodea y la necesidad que tenemos de explicarlo o entenderlo.

–Usted dice, como Bertrand Russell: "No quiero conocimiento, quiero certidumbre".

–Es una frase cada vez más actual porque de pronto aprendemos cosas pero al poco tiempo se van derrumbando. No es tanto el conocimiento como la certidumbre.

–Pues en la música hay poca certidumbre...

–Cierto, pero si hiciese siempre lo mismo me aburriría. Los músicos hacemos música porque tenemos necesidad de expresar algo y de reflexionar internamente. Si pienso que eso puede interesarle a alguien más, lo público, pero hay otras cosas que solo tienen interés para mí.