Junto con el uso de tecnologías avanzadas y el empleo de técnicas punteras para el tratamiento del cáncer, el trato personalizado a los pacientes constituye el eje y objetivo prioritario –más si cabe– en la unidad de Oncología Radioterápica. Allí tratan toda clase de tumores de cáncer, también cerebrales y en todas las edades.

–Los que llegan a la unidad atraviesan uno de los momentos más complejos de sus vidas. ¿Cómo se contempla desde la sanidad?

–Tratamos de que el tiempo que estén aquí lo hagan lo más confortablemente posible y luego que toda su patología, sentimientos y problemas estén vigilados por nosotros. A veces hay problemas sociales, psicológicos, e incluso de espera...

–¿Son muy largas las esperas?

–Hay pacientes que tienen que aguardar por la propia enfermedad y el tratamiento, por las máquinas o porque llegan urgencias. Hay gente que está esperando porque en un día se les ve, se calcula el tratamiento y se les trata. La unidad cuenta con comités clínicos para decisiones de tratamiento pero también con comités de atención al paciente. Están formados por médicos, técnicos,enfermeros y sobre todo por la psicóloga y la trabajadora social. Una de las cosas que veíamos es que hacía falta una especie de apoyo en las esperas. No puedes estar ocupando a enfermeras porque están en otras tareas. Y esta es una opción magníficamente acogida.

–¿Cómo puede afectar el estado anímico del paciente para de afrontar la enfermedad ?

–Todo influye. La depresión o incluso el estrés están relacionados con la tolerancia al tratamiento de cáncer. La gente que está muy estresada tiene más riesgo de infecciones o disminución de defensas; eso influye en cualquier patología inflamatoria o tumoral y hay que evitarlo. Es contraproducente. A veces el exceso de ansiedad por la situación hace que haya abandonos de tratamiento y es algo que hay que evitar.

–¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrentan?

–La curación. Curar al paciente sin complicaciones.