Grabaciones realizadas a escondidas que terminan colgadas en Youtube, fotomontajes obscenos que circulan como la pólvora a través de foros de internet, comentarios hirientes, motes e, incluso, insultos proferidos en redes sociales como Facebook, Twitter o Tuenti. El ciberacoso causa ya casi tanto daño a los profesores como los enfrentamientos o las amenazas que reciben por parte de los alumnos en clase. Las humillaciones al colectivo docente a través de la Red constituyen un fenómeno en aumento por el imparable boom de las nuevas tecnologías entre los más jóvenes y el todavía escaso control que la escuela puede ejercer en el uso de estos soportes.

Sólo durante el pasado año, alrededor de 400 docentes de toda España denunciaron ante el sindicato profesional ANPE haber sufrido acoso y burlas por parte de sus alumnos a través de internet. Estos casos representan en torno al 10% de los asuntos que gestiona el Defensor del Profesor, un órgano de este sindicato que, desde 2005, ha atendido a más de 18.200 profesionales de la enseñanza.

"En Galicia, afortunadamente, esta modalidad de acoso a los profesores no está muy extendida, pero sí tenemos constancia de que se han producido algunos casos", explica el presidente de ANPE en la comunidad gallega, Julio Díaz Escolante, quien subraya que la mayoría de las ciberhumillaciones a este colectivo consisten en "grabaciones realizadas a escondidas en clase –pese a que el uso del teléfono móvil está prohibido en la mayoría de los centros–, que terminan circulando por foros de internet". "La ley de convivencia escolar, aprobada el año pasado por la Xunta, es la primera norma que regula, en España, el uso de las nuevas tecnologías en los colegios e institutos y que, por tanto, contempla el tema del ciberacoso y establece los protocolos a seguir ante ese tipo de situaciones", apunta Díaz Escolante.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los docentes víctimas de ciberacoso es que, en la mayoría de las ocasiones, desconocen la situación y ésta se puede llegar a prolongar durante meses. Además, otro escollo bastante frecuente es que, cuando la víctima quiere tomar cartas en el asunto, el supuesto culpable ha eliminado las imágenes y, con ellas, los indicios del acoso. Sin embargo, si el profesor afectado se anticipa y guarda las pruebas (como recomienda el decálogo para víctimas de ciberacoso escolar de la página web PantallasAmigas), la situación dará un giro de 360 grados y la denuncia podrá salir adelante con mucha más facilidad.