Este "Suspended in time" va más allá de la danza clásica, con dos piezas que la fusionan, una con el flamenco y otra con el pop-rock de The Electronic Ligth Orchestra (ELO)...

Es un espectáculo creado para esta gira por Galicia y es una recopilación de cuatro piezas de los espectáculos que más éxito han tenido en estos cuatro años. Empezamos con "Suite de Raymonda", una de las piezas más famosas junto a "El lago de los cisnes", algo muy clásico para que el público se ponga en situación. "For 4", con la música de Franz Schubert "La muerte y la doncella", es una pieza bastante extraña en ballet clásico, creada para cuatro bailarines, y que demuestra que la forma de baile del hombre es tan importante como la de la mujer. "Soleá pas de deux", con coreografía de María Pagés", es un encuentro entre flamenco y danza clásica, un paso a dos terminando por bulería, una pieza muy divertida, que interpretamos mi hermana Carmen y yo. Y cerramos con "Suspended in time", fusión entre el pop-rock de ELO y la danza clásica, que ha sido un éxito rotundo de público y crítica. El público la ha despedido en pie, gracias a canciones como la de "Sanadú". Es algo inusual que un ballet clásico apueste por la innovación, y esto a la gente joven le hace sentirse parte de él.

¿Colarse en la agenda de la gente joven es el gran reto?

La gran equivocación que tienen muchos políticos es que no tienen en cuenta que de las artes escénicas, una de las más atractivas para el público joven es la danza. Otras, como la ópera y la música de orquesta, son más difíciles de ver. En danza, hay público de todas las edades, pero sobre todo gente joven y esto es algo que tienen que empezar a ver los políticos, que no la apoyan.

¿Qué nivel de formación hay en España?

Muy bueno, sobre todo en Galicia. Los conservatorios donde hemos estado impartiendo cursos de verano tienen una calidad muy buena.

¿Qué exige a sus bailarines?

Principalmente, que tengan una técnica muy fuerte y sobre todo, capacidad para aprender y dejarse llevar. Casi todos los bailarines de la compañía han sido solistas o bailarines principales en otras compañías. Pero también, que tengan una parte artística, además de esa técnica.

¿Tan importante es la interpretación para un bailarín?

Casi tanto o más que la técnica porque si te quedas con esta solo, en un ballet completo puedes llegar a aburrir al público con tanto salto y tanto giro.

¿España es un buen país para dedicarse a la danza clásica?

Sí que lo es. Ahora hay oportunidad de encontrar un puesto de trabajo. Antes no existía una compañía; ahora sí y vamos a coger y a dar prioridad a los bailarines con mejor técnica. Nos encantaría tener a estos treinta y tantos bailarines censados en el extranjero y que tienen técnica, pero no podemos. Por eso, tendremos de lo bueno, lo mejor. Lo ideal es que tuviéramos dos o tres compañías de danza clásica, pero nosotros somos la única.

Pero entonces, sigue habiendo éxodo...

Obviamente porque es imposible coger a todos los bailarines, pero hay muchos que estaban fuera y que han regresado.

¿Y la Compañía Nacional de Danza?

Ha sido siempre una compañía de danza contemporánea. Cuando hace unos meses la cogió José Carlos González, se pensó que, al tener formación clásica, cambiaría, pero no ha sido así. Ya ha dicho que es imposible porque hay gente que lleva más de veinte años bailando contemporáneo, con una formación completamente distinta a la clásica, y es difícil volver a ponerte unas zapatillas.

¿Cuántos bailarines tiene Corella Ballet?

Con la crisis hemos recortado un poco.

No me diga...

Pues sí. En el Liceo de Barcelona, con "El lago de los cisnes", actuamos unos 70 bailarines, y cuando es de repertorio, como es este caso, unos 40 o 50.

¿Y de qué depende que un espectáculo triunfe?

Hay que estar siempre pendiente del público, y en un público que no está acostumbrado a ver ballet. Posiblemente en un futuro, cuando esté acostumbrado, no haga falta. En España somos demasiado snobs con la danza contemporánea y se nos llena la boca diciendo: "Soy maravilloso", pero la gente ya está un poco harta de que le tomen el pelo. Mucha gente de danza contemporánea se queja de que no les apoyan y de que la gente se ha cansado, pero yo he visto a un bailarín extendiendo papel higiénico por el escenario, algo que puede hacer cualquiera, y el público quiere ver algo que no sea capaz de hacer, quiere técnica, quiere soñar y ver algo totalmente etéreo. A veces da miedo decir: "Esto es una m...", eso, pero cualquier persona que compra una entrada se convierte en cierto modo en crítico porque está pagando por lo que ve.

¿Y a la clásica se le apoya?

Sobrevivimos a la crisis gracias a la cantidad de espectáculos que hacemos y al público que viene a vernos.

¿La compañía prepara su cambio a Barcelona, ¿por qué?

Porque para la Junta de Castilla y León era muy costoso mantener una compañía. Por otra parte, Barcelona

nos resulta más cercana a la hora de internacionalizarnos. Y en realidad la compañía se creó ahí, por lo que vuelve al punto de partida.