Tristes, desanimados o enfadados, pero con la disposición de seguir adelante. Algunas "adopciones irregulares" de niños cuyas raíces se hunden en Galicia, siguen en busca de luz. Las fiscalías gallegas archivaron nueve de los procedimientos de investigación penales relacionados con los denominados "niños robados", presentadas en 2011, luego de que la Audiencia Nacional se los derivase a las fiscalías provinciales. Otras se han inhibido a las fiscalías de otras ciudades. Por el contrario, seis casos denunciados –uno de ellos en la del Área de Vigo– siguen adelante.

Entre los procedimientos archivados se halla el de José Eduardo Castro, nacido en 1978 en el hospital de Cruz Roja de Vigo. El fiscal entendió que no había pruebas de delito, aunque les descubrió –ante el estupor del denunciante y su familia– que existen dos actas de nacimiento con el mismo nombre y apellidos y con una diferencia de solo dos meses en el mismo año. Desde entonces, el empeño del afectado ha pasado de centrarse en la vía judicial a localizar a aquella mujer –que dio a luz dos meses antes que su madre– y reclamó su hijo, que iba a ser entregado en adopción. Quizás hubiese coincidido en el hospital con su madre biológica... Han preguntado por el caso hasta en Málaga.

Entre el drama humano de más de sentencias familias (743) que han denunciado sucesos susceptibles de etiquetarse como "bebés robados" en España, la situación judicial es más farragosa –si cabe– para aquellos que fueron víctimas de adopciones irregulares, arropadas por la falta de legislación de antes de 1987. De no hallar a la madre biológica, las posibilidades de saber si ésta fue o no coaccionada –o al menos informada– para dar su hijo en adopción, se reducen. Y en la cabeza de muchos adultos que hoy descubren sorpresivamente que fueron adoptados a través de un proceso con muchas sombras, queda la duda: "Pero, ¿fui un niño robado?"

El abogado experto en bebés robados y también víctima de una adopción irregular, Enrique Vila explica la delgada frontera: "En aquella época tenía que existir una renuncia expresa de la madre al niño para darlo en adopción –aunque podía acogerse al derecho de no revelar su identidad– pero también se consideraba una ´renuncia tácita´ el hecho de que la progenitora no lo reclamase en seis meses", explica el letrado. "La duda en estos casos es si la madre lo entregó voluntariamente o no; porque muchas veces eran coaccionadas", explica. Pero el único modo de salir de dudas, tristemente, es hallar a la madre biológica. Muchos casos se confirman, entonces, como bebés robados.

El nexo, la religiosa

La misma religiosa que atendió el parto de Eduardo Castro, perteneciente a la casa cuna Santa Isabel (con sedes en Valencia, Barcelona y Vigo), firmó como matrona en la partida de nacimiento de Monsterrat Vers, que vive en Barcelona. La joven se enteró de su adopción por una carta de la Administración, que reflejaba que había nacido en la localidad gallega de Pazos de Borbén. Vers explica a FARO que sus padres pagaron 15.000 pesetas en 1982 para gastos de la parturienta –desconocida en la acta– y vinieron a recoger al bebé al hospital Municipal de Vigo. "Le metieron el capazo en un taxi", asegura la joven. Su madre no quiere ni oír hablar del caso.

Familiares de niños robados pidieron recientemente al Ministerio de Justicia más facilidades en el acceso a la información de los Registros Civiles y la apertura de los archivos, así como que faciliten las pruebas de ADN.