"La rebelión de los comuneros fue anticipo de la Revolución Francesa, de las autonomías y de la guerra civil" . Con esta afirmación, al tiempo interpretación histórica, dimensionaba ayer en el Club FARO José García Abad, historiador y editor de El Nuevo Lunes y El siglo de Europa, la importancia de lo que constituyó el objeto de su charla: "Juana la Loca y la revuelta de los comuneros".

Presentado por Luis Espada , profesor de la Universidad de Vigo, García Abad no quiso meterse en disquisiciones y se sirvió tanto del término revuelta, rebelión e incluso revolución para significar aquel levantamiento de las ciudades castellanas contra el rey Carlos V reivindicando la legitimidad de su mujer, Juana la Loca, ocurrido entre 1520 y 1522. "En Galicia comenzó todo –dijo– ya que fue en Santiago donde el rey convocó Cortes, que después se trasladan a A Coruña, buscando un subsidio para sobornar a los príncipes alemanes que deben elegirle como emperador".

Para García Abad, de cuya investigación profunda en la materia ha salido, publicada por La Esfera de los Libros, la novela histórica "La reina comunera", Juana la Loca no tenía nada de loca aunque con tal mote haya pasado injustificadamente a la historia. "Había en su época, en las primeras décadas del siglo XVI, muchos intereses para que así se creyera. En primer lugar el de su querido esposo, Felipe el Hermoso, que pretendía que las Cortes de Castilla la inhabilitaran al negarse ella a abdicar de la Corona y cederle todos sus derechos". Por el contrario, el historiador afirma que era mujer inteligente, latinista, culta por tanto, y al día de los movimientos culturales de la época", dice.

Con todo, aún sabiendo el interés que suscitan los hechos históricos, quizás fueron sus interpretaciones y extrapolaciones lo que más atención convocó. "Hay un debate historiográfico –dijo– y de fuerte contenido ideológico sobre esta rebelión; los historiadores de derechas tienden a valorarla como un intento desesperado de volver a la etapa medieval; los de izquierdas a considerarla una revolución premoderna y urbana. Yo me atrevería a decir que fue un precedente de la organización autonómica de España, de la Revolución Francesa en sus ideales de igualdad y hasta hallo precedentes de la Guerra Civil española. Fue, en todo caso, una revolución con elementos contradictorios ya que en lo religioso suponía una marcha atrás con su defensa de la Inquisición pero tenía otros claramente revolucionarios como limitar el poder del rey estableciendo unas Cortes realmente representativas y decisorias".

Las cosas no suceden de modo gratuito y los hechos se concatenan en la historía, y quizás en base a las reflexiones que esto suscita se atrevió García Abad a hacerse una pregunta que implicaba una extrapolación histórica: ¿Qué hubiera pasado si hubieran ganado los comuneros? "La verdad –dijo– es que hay acontecimientos en la historia que, aunque pudieran parecer puntuales, pueden decidir el destino de un pueblo. Permítanme soñar, por que no es nada científico lo que voy a decirles pero, si los comuneros hubieran triunfado, quizás nos hubiéramos anticipado siglos a la Revolución Francesa, España no se hubiera embarcado en las empresas imperiales de Carlos V que hubo de costear el Tesoro de Castilla y nuestro país tendría ahora una tradición secular de democracia".

Para García Abad el de los comuneros fue un movimiento urbano, culto en el sentido de que con los nobles integraba a letrados y clases urbanas "aunque cuando se radicaliza y de manos ilustradas pasa a otras más del pueblo llano y además de igualdad se empieza a predicar el cambio de la propiedad los nobles se apartan. Pero es una etapa de cambio de la sociedad española, tras crear los Reyes Católicos el núcleo de lo que sería el Estado moderno".

El historiador, que afirmó que su novela pretendía reparar una injusticia secular perpetrada contra una de las reinas peor tratadas y más interesantes de la historia, afirma que la de los comuneros es la 1ª revolución moderna porque quiere conseguir una representación popular auténtica".