"Las personas tienen trastornos emocionales, como la ansiedad y la depresión, porque mantienen unos pensamientos, una filosofía de la vida, que los producen". Así habló ayer en el Club Faro el psicólogo Rafael Santandreu, que aportó consejos para aumentar la fortaleza emocional y dominar "el arte de no amargarse la vida". Es decir, que nos afecten menos emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la vergüenza o la ira.

Ante el público que abarrotaba el Auditorio do Areal, en Vigo, Santandreu explicó que nuestra salud mental "depende de la calidad de nuestra evaluación de la realidad". Si bien este bienestar mental se apoya en nuestra conducta, nuestras emociones y nuestros pensamientos, tres factores que se influencian entre sí, el pensamiento es la clave, ya que produce emociones y, en último término, determina nuestra conducta. "Cuando decimos que alguien nos pone de los nervios no es esa persona la que nos altera, sino nuestro pensamiento negativo sobre ella", ejemplificó el psicólogo.

Autor del libro de gran éxito "El arte de no amargarse la vida", Rafael Santandreu fue presentado por la psicóloga Pilar Álvarez Ilarri e ilustró su alocución con ejemplos de sus pacientes. Uno de ellos, un joven estudiante, había intentado suicidarse tras suspender tres asignaturas en una evaluación. A partir de ese hecho construyó una serie de creencias irracionales: iba a repetir curso, ser expulsado del colegio, tener un pésimo puesto de trabajo, una vida sin pareja... Estas creencias irracionales son exageraciones de la realidad, no ayudan a resolver los problemas, producen un malestar irracional y son rebatidas por la experiencia científica.

Modelo cognitivo

Santandreu recordó que los seres humanos "somos máquinas de evaluar todo lo que nos sucede", y que "de la calidad de esa evaluación depende nuestra salud mental".

Mostró un modelo cognitivo consistente en una escala para evaluar lo que nos ocurre, de "terrible", a "genial", pasando por muy malo, malo, normal, bueno y muy bueno. Lo "terrible" sería aquello peor que malo, que imposibilita ser feliz, que no debería existir y que debe ser solucionado inmediatamente. La debilidad emocional tiende a evaluar cualquier leve contratiempo, como la avería de la lavadora, como "terrible". "Cuando somos vulnerables a nivel emocional, nuestros pensamientos tienden a la terribilitis –apuntó el psicólogo–. Tenemos que aprender a evaluar con criterios constructivos e intelectualmente maduroes, y comparar para tener un criterio objetivo: compárate con las estrellas de Hollywood y con los que pasan hambre en África, verás qué bien estás".

El conferenciante abogó por tener "una mente de preferencias en lugar de exigencias" que abandonase las "creencias irracionales", que resumió en tres: "yo debería hacerlo todo bien, la gente me debe tratar bien y las cosas me deben ser favorables". "No todo el mundo puede hacerlo todo bien; tampoco es neceario que nos trate todo el mundo bien, solo es necesario que nos traten bien los más cercanos. Y que todo vaya bien, la perfección, no conlleva necesariamente la felicidad".

Otro de los ejemplos que puso fue el del "conductor alterado" que se levanta con retraso para ir al trabajo, se encuentra con un atasco, discute con otro conductor, no encuentra sitio para aparcar y finalmente le lleva el coche la grúa por estacionar en carga y descarga. Sus sucesivos enfados se producen porque tiene una alta exigencia sobre sí mismo (es impuntual), sobre los demás (el conductor al que se ha enfrentado es un maleducado) y la realidad en general (no debería haber tráfico denso, ni falta de aparcamiento, ni grúas).

"Lo que debemos hacer a nivel profundo es acabar con la horribilitis y las exigencias irracionales", subrayó el psicólogo, que aunque basó su alocución en la psicología más moderna, en especialistas como Aaron Beck y Albert Ellis, citó a Epicteto, un filósofo del siglo I: "No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede". Dicho en otras palabras: "Piensa bien y te sentirás mejor".