Poco a poco, con papeles en la pequeña pantalla y con un tesón inaudito, María León ha llegado con su debut en el celuloide casi a tocar el cielo. Lo ha conseguido gracias a su papel de Pepita en “La voz dormida”, de Benito Zambrano, con el que conquistó de manera unánime la ansiada Concha de Plata en el reciente Festival de Cine de San Sebastián. Simpática, vivaracha y aún digiriendo los premios y la expectación que ha creado su papel, agradece a Zambrano la oportunidad de encarnar a un personaje sufridor, que lucha por sacar a su hermana encerrada en una cárcel durante la España de la posguerra. No se olvida de su hermano en la vida real, Paco León, a quien, como asegura, le debe el sueño cumplido de la interpretación.

-Primer papel protagonista, coprotagonista más bien, y primer premio, una aplaudida Concha de Plata. ¿Cómo se siente?

-Pues son muchas cosas las que me vienen a la cabeza. Alegría. También mucha responsabilidad, sobre todo, por el objetivo de seguir haciendo trabajos que estén a la altura. Alegría y respeto.

-Benito Zambrano estuvo durante dos años haciendo pruebas para encontrar a su Pepita. ¿Usted cómo llegó al papel?

-Me presenté a uno de esos castings gracias a mi agente. Me volví loca nada más saber que era para una película convenito Zambrano. Leí el libro de Dulce Chacón primero y, luego, el guión, y en seguida sentí que quería interpretar a Pepita. Los castings fueron duros, me daba mucho respeto saber que tenía que encarnar a un personaje basado en un testimonio verídico.

-Pasaron casi dos años desde que hizo ese primer casting hasta que finalmente fue escogida para el papel. ¿Sintió en algún momento que sería suyo?

-La verdad es que, como muchas veces te dicen que no, pues me sentía algo escéptica…Pero eso no me impidió comprometerme al máximo durante la prueba. Estaba completamente enamorada del personaje, me presenté con mucha ilusión y yo creo que esa ilusión fue lo que acabó por convencer a Benito.

-Tiene familiares que sufrieron represalias durante la posguerra. ¿Le supuso algún tipo de ayuda o desventaja desde el punto de vista emocional de cara a preparar su personaje?

-Cierto, mi bisabuelo era maestro de escuela y fue fusilado. Pero eso no supuso ni una cosa ni otra a la hora de preparar el personaje o hacer la película .El asunto de mi familia lo vivo como algo íntimo. Es algo que sucedió, como muchas otras historias sucedieron durante ese periodo. Yo me ceñí a lo que Dulce Chacón contaba en la novela. No hice esta película por motivos políticos, sino por contar la historia de estas mujeres, sus emociones, su fortaleza. No es la historia de mis bisabuelos.

-No para de agradecerle a Benito Zambrano su apuesta. ¿Cómo ha sido el trabajo mano a mano?

-Para mí ha sido una fantástica oportunidad poder trabajar con él, porque ha sido como un aprendizaje. Tiene mucho talento para dirigir a actores, sabe cómo indicarnos su manera de ver a los personajes, pero, al mismo tiempo, nos da la libertad suficiente para hacerlos nuestros. Saber que la película iba a ser dirigida por Benito era como un sueño.

-Su personaje, Pepita, sufre como nadie en la cinta. Se pasa llorando gran parte del metraje… ¿Cómo le afectó?

-Más que pasarme llorando toda la película, el desgaste vino con la intensidad de la historia. Y el compromiso: estar a la altura de transmitir las emociones de esas mujeres.

-¿Cuál es su escena favorita y la que le costó más interpretar?

-Hay varias. Me encanta cuando se Besa por primera vez con Paulino, el chico del que Pepita está enamorada. Ella se ilusiona como una quinceañera, de manera muy inocente y pura. Esa es la escena más bonita de la película para mi gusto. La que me resultó más complicada fue la despedida con Hortensia, la última vez que las dos hermanas se ven. Fue, además, la última secuencia que rodé junto a Inma.

-Antes que una película sobre la posguerra, ¿es para usted un filme sobre el amor entre dos hermanas?

-Es una película sobre dos hermanas, claro. Y también fuera del set de rodaje Inma y yo nos sentimos como hermanas. Fue algo muy intenso.

-Con la Concha de Plata y lo que se le viene encima va a conseguir desbancar a su hermano Paco León en popularidad… ¿Ya han pensado en trabajar juntos, más allá de en la serie “Aída”?

-Tenemos un proyecto entre manos. Se trata de un largometraje que él dirigirá y yo interpretaré a sus órdenes. Estoy muy entusiasmada. Le admiro mucho, es un referente en la vida y como profesional. Trabajar con él me inspira muchísima confianza.