"En general, todo el mundo tiene una historia bastante épica para explicar porqué empezó a tocar la gaita. O bien siguieron los pasos de su abuelo, o bien vieron a un gaitero famoso en la televisión. Lo mío –explica el Pablo Devigo Vázquez (1989)– ha sido más sencillo. En mi pueblo, Castro Caldelas (Ourense) era la única actividad cultural que había y, por eso, llegó a mí. Así, empezó el camino".

La senda –iniciada al igual que Pedro Álvarez a los siete años– lo ha llevado a conquistar también el McCrimmon, el primer premio del Concurso de Gaiteiros Avelino Cachafeiro, el Manuel Villanueva o el Constantino Bellón, este último en tres ediciones consecutivas, la última, la de este fin de semana. En total, más de cuarenta galardones para este joven que también cursa estudios superiores de Composición y Dirección, y que ha logrado el premio extraordinario del Conservatorio Profesional de Oviedo en la especialidad de piano.

Devigo defiende un modo diferente y personal de tocar la gaita. "He buscado tener una posición estética propia sobre el instrumento. Siguiendo una serie de técnicas se puede intentar engañar al oído humano evocando varias líneas simultáneas. Eso es lo que he hecho en el Constantino Bellón, –cuyo primer premio le ha reportado 3.000 euros en metálico– intentar llevar al límite las posibilidades organológicas del instrumento".

Como añadido, el también miembro del cuarteto tradicional Rédea Solta confiesa que "no hago música popular ni convencional. Soy instrumentista pero cuando toco no siento que esté representando a Galicia con el sonido". Al contrario de lo que pueda ocurrir a muchos músicos, no llega siempre a disfrutar el subirse a un escenario debido a la "concentración" y "adrenalina". Dos elementos que sólo se traducen en "satisfacción" cuando baja y se encuentra con un público que lo adula con frases como: "Nunca pensé que se pudiese hacer ese sonido con la gaita".

Sus composiciones forman parte ya del registro del Ateneo Ferrolán, la entidad que cada año organiza el Constantino Bellón y que alberga miles de grabaciones en una iniciativa pionera que ha sabido adaptarse a las necesidades de expresión de los gaiteros del siglo XXI.

En dicho registro, se encuentran también las de Xosé Antonio Constenla Martínez, afincado en Ginebra pero con raíces gallegas, que logró este año en el Constantino Bellón el premio Seivane –consistente en una gaita personalizada–; así como las del vasco Daniel Lumbreras o Pedro Álvarez, ambos con un accésit en esta edición.

Apego a los concursos

Precisamente, Álvarez está de enhorabuena por haber triunfado también en el McCrimmon de Lorient después de iniciarse en la gaita en la Asociación Cultural de Priegue en Nigrán, el Conservatorio de Vigo, la banda Xarabal o el grupo Anacos de Buxo. Su apego a los concursos tuvo desde siempre una razón de ser: "Darte a conocer y encontrar gente nueva. Ha sido también una forma de superarse".

Finalmente, los frutos han comenzado a madurar."Era la quinta vez que iba a Lorient y cuando gané no me lo creía. Ha sido bastante satisfactorio y un reconocimiento a todo un trabajo, por lo que me siento muy motivado", explica este joven que está a punto de iniciar el cuarto curso del Conservatorio Superior de Vigo en la especialidad de Instrumentos de Música Tradicional y Popular de Galicia así como de formar una banda internacional con músicos de Irlanda, Pontevedra y Galicia que conoció en Lorient y que se estrenará en directo en el Festival Intercéltico de Gales en el mes de marzo.

En el caso de Álvarez (que lideró el podio en Lorient este 2011 seguido de otros dos gallegos: Jesús Sánchez y Raúl Lacilla), su apuesta reside en composiciones propias o temas de la música tradicional de Manuel Villanueva –autor gallego de finales del siglo XIX– del que ha realizado diferentes arreglos y que le han ayudado a auparse en la Bretaña francesa o en el Constantino Bellón.