Ir por ahí haciendo piruetas sobre una tabla con ruedas debe ser tremendo. Para quien pase de jugarse el físico aprendiendo a hacer gracias sobre ruedas, simplemente mirar el espectáculo que montan unos tipos deslizándose sobre unas rampas con esa tabla ya es motivo de deleite, como pudo verse este fin de semana en el festival O Marisquiño. Pero el skate, para muchos, no se limita a eso. Implica también un estilo de vida, una manera de sentir una experiencia de comunidad en torno a ese deporte, una subcultura. Y en ese proceso en el que subirse a una tabla de skate deja de ser una simple manera de pasar el rato para convertirse en el reflejo de ese estilo de vida, la música punk cumplió una función vital: en California, grupos como Bad Religion dotaron con su punk, con su hardcore melódico, a la práctica del skate de un fondo épico ilustrando la acrobacia urbana con una adrenalina de tempos acelerados y guitarras afiladas en la década de los 80.

La llegada de Bad Religion a Vigo suponía uno de los platos fuertes de la oferta musical este verano –tanto por su importancia para esta subcultura como para el desarrollo del punk californiano–. Por ello, la expectación se sobrepuso a un tiempo que amenazaba con lluvia dejando las gradas casi llenas desde el concierto Saldos Arias, grupo vigués que teloneó anoche a Bad Religion.

A medianoche, el grupo californiano se presentó en escena con The Resist-Stance, poniendo toda la carne en el asador con un Brooks Wackherman a topo trapo desde la batería, con la voz de Greg Graffin y los arreglos que hicieron característico al grupo y a su "hardcore melódico". Le siguió Social Suicide, con un estribillo que sugiere la conexión entre el grupo y su influencia en el pop-punk debajo de sus crudas guitarras en directo. Empezaron así con un muestrario de algunos de sus últimos discos, The Dissenf of Man (2010) y The Empire Strikes First (2004). Junto con New Maps Of Hell (2007), el concierto estuvo conformado sobre todo por temas de su última época como Wrong Way Kids, Los Angeles Is Burning, Before You Die o The Devil In Stitches.

Sin embargo, fueron algunos de sus temas clásicos los que acabaron por hacer explotar al público que se reunió anoche en Castrelos. Al polvorín en el que se había convertido el recinto con las más de 20.000 personas que se pasaron por allí, entrado ya en calor gracias a Saldos Arias y al contundente inicio de Bad Religion, no le hacía falta más que una chispa para acabar de estallar. Ésta vino ya bien entrado el concierto con 1000 More Fools, tras la subida de temperatura propiciada por temas como Punk Rock Song y Recipe For Hate.

Después de dar un pequeño respiro al público con una versión lenta de Generator, la recta final del concierto, con Along The Way y Fuck Armageddon, el concierto tuvo su guinda con las interpretaciones de American Jesus, Infected y Sorrow.