"Más toros y menos política". Fue el lema que corearon las peñas en la pasada edición de la feria de Pontevedra, una protesta por lo que consideran "manipulación ante la opinión pública" de la fiesta del toro y con la que hacían ver su descontento por el protagonismo de los cargos públicos en el tendido.

Pero es que en la feria de la crisis, con menos contrataciones y público, también se hace notar la ausencia de caras conocidas y ni siquiera habituales como el presidente de los populares Mariano Rajoy o el portavoz del Gobierno, el socialista José Blanco, se acercaron ayer hasta la plaza.

Si lo hicieron otros incondicionales como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la ex ministra Ana Pastor, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán o el conselleiro Agustín Hernández.

El empresario Fernando Fernández Tapias y su esposa fueron otros de los asistentes (Manzanares brindó un toro al hijo de la pareja) a la segunda de feria, en la que buena parte de los peñistas no podía disimular la cara de cansancio.

Y es que tras la primera novillada del ciclo taurino no pocos aficionados renovaron el ritual de reunirse con sus peñas para disfrutar de la cena y la posterior fiesta en el centro histórico.

Si la noche de los veteranos se alargó, la de los más jóvenes sencillamente finalizó de mañana, cuando las máquinas barredoras desalojaron a las decenas de peñas de las aceras, escalinatas y bordillos de las distintas calles y plazas. La larga fiesta se aplaza ahora hasta el próximo fin de semana.