Para que nunca se olvide y para que por siempre permanezca viva la conciencia de "lo que pasó" en la Illa de San Simón, dos expresos supervivientes vecinos del municipio pontevedrés de A Estrada quisieron ayer ilustrar con el recuerdo de su paso por el penal la celebración anual del homenaje nacional a las víctimas del franquismo. Con tal motivo, como cada 17 de julio, la isla redondelana acogió ayer la visita guiada organizada por los colectivos que integran la Iniciativa Galega pola Memoria con la colaboración de la Fundación Illa de San Simón.

La celebración fue especial no solo por contar con los dos exreclusos Idelfonso Puente y Heriberto Rodríguez, sino también porque sirvió para destacar especialmente la ayuda que los vecinos –y, sobre todo, las mujeres– de Cesantes le prestaron a los presos allí recluidos. Les lavaban la ropa y les daban comida, una ayuda "fundamental" para hacer más llevaderas las duras condiciones de hacinamiento y escasa higiene en las que vivían.

Un año más, y ya van seis desde que la celebración anual se desarrolla en la Illa de San Simón desde el Ano da Memoria en 2006, las 300 plazas del barco que partió del puerto de San Adrián de Cobres volvieron a ser insuficientes para trasladar al lugar a familiares de los republicanos confinados allí y de los colectivos enmarcados en la Iniciativa Galega pola Memoria. Las familias tuvieron prioridad para asistir al homenaje, que concluyó con una ofrenda floral. Los gaiteiros de Zurrumalla pusieron la nota musical con el republicano Himno de Riego y el Himno de Galicia en tanto que la poesía llegó de la mano de Xosé Lois Santos Cabana, Claudio Rodríguez Fer y Carme Blanco.

Penosos recuerdos

Miembros de colectivos como la Asociación Viguesa pola Memoria Histórica do 36, la Asociación Cultural Vagalumes de A Estrada, la Asociación Ecoloxista e Cultural de Terra de Montes Verbo Xido, la Asociación Memoria Histórica 28 de agosto de Cangas, la Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica de Marín, Sempre con Vós, Cidadanía pola Verdade de Pontevedra, la Comisión para a Recuperación de Memoria Histórica da Coruña o el Instituto de Estudos Miñoranos asistieron a un emotivo homenaje en el que Idelfonso Puente recordó que el penal no era tan malo como otros en los que le tocó estar confinado, dado que hubo un tiempo en el que los propios presos –muchos de ellos con estudios – lo autogestionaban. Pero, subrayó, sufrían un grave daño moral: la incertidumbre que pesaba sobre su futuro y sobre la vida de sus compañeros. En este daño moral también destacó Heriberto Rodríguez el cantar el Cara al Sol y gritar "¡Viva Franco!", dos humillaciones diarias en una jornada en la que era obligatorio ir a misa. También paseaban, jugaban al fútbol, crearon la Avenida de Teruel (bautizándola así en honor a la toma de Teruel por los republicanos) y, por supuesto, luchaban por su vida en unas penosas condiciones higiénicas que disparaban las infecciones.

En el acto de ayer también se pidió que las rehabilitaciones no borren el rastro de lo que ocurrió en la Illa de San Simón para que quienes la visiten recuerden la historia que pesa sobre sus espaldas.