La sombra del microchip que la Xunta espera que los propietarios de caballos salvajes pongan a sus equinos lo antes posible fue apuntada como una de las causas principales de que ayer el curro de Morgadáns, en la Serra do Galiñeiro, presentase un número bastante menor de reses en comparación con el pasado año. Según fuentes del movimiento Pola Protección da Serra do Galiñeiro, la cifra de caballos participantes ascendió a 48, lo que supone "un tercio menos que en 2010".

Donde no hubo merma fue en el público, tanto el que asistió a caballo como el que prefirió modos de locomoción más modernos. Incluso se mantuvo una fuerte presencia de asistentes portugueses que acudieron, principalmente, a adquirir caballos.

"En Portugal, pasou ó revés do que aquí", explicaba ayer a este diario Pura González, de Pola Protección da Serra do Galiñeiro. "Alí, prosiguió, o curro foi unha tradición perdida no tempo da ditadura e agora foi rexurdindo. Nós estamos convidados a participar nun curro de Portugal a vindeira semana e nós convidámolos a eles a que veñan ó próximo, no Galiñeiro, o segundo domingo de xullo".

La jornada dio comienzo a las siete de la mañana con la llegada de los más madrugadores participantes del curro. Sin embargo, la juntanza de los animales no tuvo lugar hasta las nueve. Posteriormente, alrededor de las 12.30 horas, se desarrolló la bajada.

Un potro de dos días

En ese momento, fue cuando tuvo lugar la "sorpresa" del público al ver que el número de reses era bastante menor que el de otros años. No obstante, en la bajada, la anécdota del día la dio un potrillo de a penas dos jornadas de vida que bajó al curro.

La mayor parte de los animales adultos fueron desparasitados; también se aprovechó para marcar a los equinos.

En cuanto a las actividades paralelas al curro de Morgadáns, al igual que los años anteriores, hubo celebración gastronómica gracias a los puestos de las fiestas que con las viandas y bebidas vendidas recaudaron dinero para las fiestas patronales de la zona.