Psiquiatra y psicoanalista formada en París en la Escuela de Lacan. Desde años, es docente del Colegio de Psicoanálisis de Madrid y pertenece a la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo lacaniano, de ámbito internacional. Su libro, “ La Alteridad femenina” . Estuvo en Vigo hablando sobre los avatares del amor en las jornadas del Foro Psicoanalítico de Santiago.

-Baumann, el de la “modernidad líquida”, dice que “ antes... se amaba mucho mejor”.

-No concuerdo en esto con Baumann, no idealicemos el pasado. Pero tiene razón en que han desaparecido los discursos y las figuras del amor, los “usos y costumbres” en las relaciones amorosas que las orientaban en códigos simbólicos culturales. Hoy los amores son “sin modelo” y por ello los sujetos están más desamparados, más angustiados, ante la incertidumbre del amor.

-¿Amores efímeros?

-Cierto. Sin tantas determinaciones y restricciones sociales hay más libertad en las elecciones amorosas, lo que incita a lo que Baumann acertadamente llama “amores líquidos”: sin compromiso, de frágil vínculo en su contingencia.

-¿Vivimos una situación de quiebra de los vínculos sociales?

-Si en algo coincidimos psicoanalistas, artistas, sociólogos y diversos pensadores de la contemporaneidad es en que el discurso capitalista ha producido una precariedad, fragmentación, e incluso quiebras, sin precedentes en la historia, de los vínculos sociales. Pues el único vínculo que promueve el capitalismo es el de la relación directa del sujeto con los objetos, reduciendo a los individuos a productores-consumidores, mercantilizando así nuestras vidas y nuestros vínculos.

- ¿Son sospechosos ahora los vínculos duraderos?

-Resultarán sospechosos para quien esté impregnado por el discurso neoliberal del mercado, que proclama que hay que “innovar” para ganar más, para no quedarse “obsoleto” ya que se trata de atraer a los consumidores con nuevas ofertas. -Reciclarse, como en el trabajo...

-En el trabajo y en el amor. La carrera competitiva que incita a “reciclarse” profesionalmente sin cesar, por la precariedad laboral, incide también en la idea de que cambiando de pareja se van a encontrar nuevas satisfacciones que en la lógica costes-beneficios, compensarían las pérdidas de vínculos dejados atrás.

-¿Y es verdad?

-Es completamente ilusorio y lo comprobamos en nuestras consultas de psicoanalistas con el malestar de esos sujetos que pasan de una “relación personal a otra y al final se lamentan de estar solos y extraviados.

-Esa menor supervivencia de los lazos de pareja ¿será porque trasladamos la idea de consumo al amor privado? Lo que se usa pierde valor...

-Sí, es por el traslado de la idea de consumo y también por proyectar la noción mercantil de “inversión” a los lazos de pareja, y cuando la satisfacción obtenida de esa pareja como objeto de la inversión afectiva no resulta suficiente, ¿qué otra razón para seguir juntos?. Por eso se habla ya hoy del “mercado de los afectos” o de “capitalismo emocional”.

-A lo mejor es una osadía sin precedentes generacionales que hoy exijamos ser felices dentro de la pareja...

-Freud ya señaló que exigir la felicidad es inherente a la condición humana. Dijo también que el amor es una “técnica del arte de vivir”, la fuente de la mayor felicidad, pero también de los mayores sufrimientos. Solo cambian los modos en que cada sociedad promueve esa búsqueda de felicidad e irrumpen en la subjetividad de cada cual los sufrimientos de la infelicidad. En la sociedad actual, lo que prima son los engaños del discurso capitalista sobre una felicidad a lograr en el “tener” objetos de goce, y en el “parecer” de éxito narcisista en la sociedad del espectáculo.

-No son pocos los que entienden el amor en pareja como una carga que llevar a cuestas...

-Del amor, dijo Lacan que es una “ pasión del ser”: relación no de sujeto a objeto, sino de sujeto a sujeto, en una secreta afinidad entre dos saberes inconscientes. Lacan señaló ya en los años 70 que el discurso capitalista deja de lado las cosas del amor, por eso el amor en la actualidad es el gran disidente de los intereses cínicos individualistas que rigen en la sociedad de mercado.

-Bueno, dicen “una dulce carga, un dulce e inevitable dolor, una cruz que llevar a cuestas...

-Dulce carga cuando se está dispuesto a perder algo para acoger el ser del otro, lo que implica hacerse sensible a lo que falta al otro, a lo que afecta al otro. Por eso diría que el amor “acoge” cuando no “recoge” ni en términos de extraer ganancias ni en términos caritativos o samaritanos, que son dos modos opuestos de reducir al otro sujeto, en su diferencia y otredad, a un objeto. Cruz, cuando se le añaden sacrificios no deseados.

-“Morir de amor, despacio y en silencio”, canta Miguel Bosé...

-Bueno, se muere de amor en silencio en el amor no correspondido que se vuelve melancolía.

-En el amor sano ¿caben la resignación y el martirio, el anularte para que el otro sea feliz?

-Su pregunta es una respuesta. A los psicoanalistas nos llegan menos los errantes en el vacío de los “amores líquidos” que los que están atrapados en “sólidos amores malsanos”, los neuróticos, que anulan su ser de deseo propio haciéndose sufrientes siervos de las demandas o exigencias que les hacen dependientes de la pareja… o de los padres, o de los hijos.

-Amores espesos...

-Es una buena forma de llamarlos. Esos amores espesos, por ataduras que los constriñen, son los que llevan a los maltratos cuando al romperse lo ilusorio de la expectativa puesta en el otro irrumpe el odio a lo que se escapa del ser del otro.

-¿Es que se inventó la pareja matrimonial para otras funciones y no estaba prevista para tantos años?

-Un antropólogo le explicaría mejor que yo que el matrimonio en la historia de las sociedades se estableció para determinar la procreación en la familia, y que solamente desde el siglo XVIII se generó el ideal del amor romántico para que el matrimonio no obedeciera solo a los intereses de la cohesión de la familia en el vínculo social. Eso fue todo un cambio.-La organización de la producción, la deslocalización, etc, ¿no hacen difíciles los lazos de pareja y de familia?

-Cierto que los hace más precarios y difíciles. Pero la prueba de que no logra hacerlos imposibles es que hoy más que nunca hay un anhelo de amor y nostalgia del calor familiar. El amor, lo busca por cualquier vía a su alcance el individuo que padece de soledad por la quiebra de los vínculos sociales y el que se ve sin tiempo para vivir en el stress del trabajo. Pues es el amor la vía de suplencia que nos queda para tejer vínculos personales y sociales. De ahí el éxito de las redes sociales de Internet y de eso que ahora ya se llaman “mediadores afectivos.

- El sexo... ¿se hace también líquido?

-Buena pregunta, pues si los amores se hacen líquidos es por la fragilidad de los vínculos entre los sujetos. Y el sexo no es un vínculo entre sujetos: es lo que nos lleva a desear y gozar sexualmente en el abrazo de los cuerpos. Pero nunca alcanzaremos el goce del otro como cuerpo y es imposible inscribir una relación entre el goce masculino y el femenino. Hombres y mujeres están separados en el sexo, y solo el amor les da en lo imaginario y en su decir lo que les hace soportable ese abismo que no cubren las fantasías de posesión, en activo o en pasiva.