"En la pareja, para mantener el deseo, hay que rebelarse contra la inercia y usar la imaginación. Si esperamos que el deseo surja espontáneo, no ocurrirá". La experta en sexualidad humana Sylvia de Béjar se mostraba ayer así de categórica en el Club FARO en un momento de su charla sobre "Deseo, sexo y la empresa matrimonial".

Presentada por Emilio López, psicólogo y vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, De Béjar comenzó haciendo un paralelismo entre empresa y pareja. "En la empresa hay una cuenta de resultados, de modo que cuando los costes son mayores que los beneficios se cierra o hunde como el Titanic. Para evitarlo, una empresa innova, invierte en I+D... La pareja también se hunde si los costes son mayores que los beneficios, aunque puede mantenerse de modo artificial por otras razones como hijos, hipotecas... pero ¿porqué no hacemos como la empresa e invertimos, innovamos en nuestras relaciones de pareja?

La sexóloga (www.sylviadebejar.com), que publicó en Planeta "Deseo. Cómo mantener la pasión y resolver las diferencias sexuales" , habló del enamoramiento, de ese flechazo "químico" que te nubla la visión y te hace ver en el otro solo sus virtudes. El enamoramiento cumple según ella su misión, que es crear un estado apto para la procreación y supervivencia por tanto de la especie. Pero ¿qué pasa cuando termina ese estado de enajenación y desciende la pasión y qué soluciones hay para no caer en la indiferencia, apatía o rutina? Para la escritora, una de las claves reside en replantearse el concepto de deseo y entender que "si es algo que se cultiva y que se hace a base de echarle valor, imaginación y compartir, no tiene porqué acabar".

El buen sexo no surge por arte de magia. "Al contrario –dice–, tiene mucho de voluntariedad, preparación, comunicación e incluso de cuidado y esfuerzo. Si a nuestra vida sexual le dedicáramos el mismo tiempo y esmero que, ya no digo una empresa sino el destino de nuestras próximas vacaciones, otro gallo nos cantaría. Damos el sexo por sentado o tal vez es que nos da miedo ir más allá de lo que ya hemos hecho o conocemos y así es lógico aburrirse".

Sylvia de Béjar está convencida de que es posible "sortear" la monotonía en la vida de cualquier pareja, y no solamente en la cama. "Es que –dice ella– si esperamos a que el sexo surja espontáneo, no surgirá. Hay una cuestión clave: al hombre, como es muy visual, sí le estimula ver a su mujer con un conjuntito de lencería y cosas así; pero a la señora, ya puede ponerse él unos Calvin Klein, que normalmente eso no funciona. Es más, aunque él tenga un cuerpazo y trate de atraerla con poses de culturista, ella se muere de risa con eso.. A ella le mueve el deseo de intimar con él emocionalmente, porque su motor de arranque sexual es sentirse a gusto con la pareja. Y al cabo de un ratito es cuando le entran las ganas.

De Béjar reconoce que la pasión dura poco, "año y medio; dos, tres como mucho". El deseo -lo tiene claro- es genital en los hombres y emocional, "más de sentimientos", en ellas. "Las mujeres -dice- llegan al sexo por la intimidad, mientras que con los hombres ocurre todo lo contrario, descubren qué es la intimidad a través del sexo".

¿Y qué hacer contra la rutina? Ella sugiere que la pareja salga de su "zona de confort", que es el ´espantadeseos´ número uno. "Lo que llamo ´zona de confort´ (las prácticas sexuales consensuadas entre los dos) puede servir porque la regla de oro es que una persona ha de hacer lo que les va bien a ella y a su pareja. Lo de salirse de ahí es para cuando te aburres y crees que tu relación ha perdido aliciente. Y para eso no tiene por qué buscarse una cosa muy rara. Puede ser cualquier tontería que se salga de lo habitual. Hay que poner en marcha tu imaginación. Vergüenza, pudor... , sólo son excusas para evitar proponerle a tu pareja un ratito de diversión".