Galicia contará con información detallada sobre sus primeros pobladores en unos meses. La tecnología más avanzada de Europa analizará el yacimiento paleolítico más antiguo de Galicia, el de O Cabrón, ubicado en el municipio pontevedrés de Arbo, cuya antigüedad podría situarse en torno a los 200.000 años, según los primeros estudios. Especialistas del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana la utilizarán para arrojar luz sobre quiénes habitaron en la comunidad gallega en el Paleolítico Inferior y en qué fecha lo hicieron exactamente. Dos de ellos –Alfredo Pérez González, geólogo, y Manuel Santonja, arqueólogo– presentaron ayer en Gondomar el proyecto de investigación junto con Eduardo Méndez Quintas, director de la sección de arqueología del Instituto de Estudos Miñoranos y responsable de la excavación, iniciada el año pasado.

El mundo de la investigación arqueológica había asumido que el territorio galaico había quedado exento de la presencia de homínidos predecesores del Neandertal frente al resto de la península ibérica. Pero los hallazgos de Arbo cuestionan esta creencia y sitúan a Galicia al nivel de Europa en el desarrollo de la especie humana. Méndez recuerda las 700 piezas –lascas y bifaces– achelenses, similares a las encontradas en el conocido yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca, que determinan que el de Arbo se corresponde con el Paleolítico Inferior.

La presencia del río Miño junto al hallazgo ha destruido cualquier resto orgánico, por lo que la investigación se centrará en los útiles pétreos y en su contexto geológico. Los análisis resultarán fiables, asegura Méndez, porque las hachas se encontraban colocadas en su disposición original.

Alfredo Pérez González será el encargado de utilizar técnicas punteras en el continente europeo como la luminiscencia, la resonancia paramagnética electrónica o el paleomagnetismo o magnetoestatigrafía, que permite poner fecha a elementos de hasta dos millones de años. Hasta hace poco, se empleaba el carbono 14, que solo podía remontarse a unos 50.000 años, cuestión por la que se alimentó aquella falsa creencia de que la comunidad gallega nunca albergó restos tan antiguos.

Manuel Santonja incidió precisamente en esta teoría ya obsoleta. "Se creía que mientras el homo sapiens pintaba en Altamira, existía en Galicia una especia más primitiva que tallaba la piedra. Ahora sabemos que no ha sido así y nos damos cuenta que los pobladores de Galicia tienen la misma cronología que en el resto de la península. También queda claro que la tecnología achelense, procedente de África no solo se implantó en el sur de Europa, sino que llegó a Galicia y que esta comunidad también formaba parte de ese mundo hace entre 500.000 y 120.000 años”, concluyó.