Con el recién otorgado premio al mejor guión novel en el Festival de Málaga, la película Crebinsky y su peculiar universo de "ternura gallega" ha desembarcado hoy en Madrid con sus actores y productores, Luis Tosar y Miguel de Lira, y el director debutante Enrique Otero.

Sus creadores han definido el filme como "atlántico", pero también como una película "degenerada" por no tener género: las referencias van "desde Emir Kusturica al cine mudo o la comedia francesa". Sin embargo, ante todo es el proyecto personal de Otero y De Lira, que ya habían dirigido con el mismo título y misma historia un cortometraje en 2002.

Tras pasar por el Festival de Málaga y por el de Busán, en Corea del Sur, el viernes llegará a las pantallas españolas este "cuento que se sale de la realidad" en un "buen momento para que un caramelo endulce la crisis", explica el actor, que también ha ejercido de guionista y productor de Crebinsky.

Los ingredientes con terneras con ternura, degeneración del género, delirio de De Lira, y "crebas", que en gallego son "los restos que el mar escupe y esculpe en la orilla", ha afirmado el actor y productor.

Por ello, el filme, entre lo absurdo, lo retórico y los espectaculares paisajes gallegos, es la historia de una familia familia formada por un ruso que apareció varado en la Costa da Morte y tuvo dos hijos con una local.

Aunque no lo parezca, la película está inspirada por una anécdota real. "Una vez llegaron a Galicia un montón de botes de pintura y la gente pintó sus casas con ella. Pero pronto empezaron todos los mosquitos a quedarse pegados en las fachadas, porque resulta que era leche condensada americana", ha relatado De Lira.

Y con esa idea de utilización aleatoria de los objetos cotidianos, De Lira y Otero van tejiendo la trama: los dos hijos de la familia Crebinsky, sin ser conscientes, se ven envueltos en un desembarco estadounidense en la costa gallega durante la Segunda Guerra Mundial.

Ellos serán responsables, dentro de su irresponsabilidad, de desviarlo hacia el célebre desembarco de Normandía y de burlar también a un pelotón de soldados nazis.

Luis Tosar, como improbable marine estadounidense, añade más leña al fuego del absurdo. "Es algo más loco de lo que habitualmente hago en el cine", ha confesado, y asumió también el rol de productor en una cinta "muy difícil de levantar si no hay un vínculo emocional o artístico con ella, porque la jugada comercial no es muy clara", ha asegurado. "Es un ejemplo de cómo se pueden hacer las películas, pero un mal ejemplo para los productores, porque ha sido un trabajo casi de cooperativa", añadió el actor.