Rubén Ruibal (Ribadeo, 1979) ganó en el año 2007 el Premio Nacional de Literatura Dramática con Limpeza de sangue (editada por Xerais). La obra tuvo que aguardar hasta 2010 para llegar a las tablas. A pesar de un nutrido recorrido, Ruibal no tiene las cosas fáciles para publicar sus textos. Fuera de Galicia "la respuesta de las editoriales es que tendría que cofinanciar yo los textos. Y me refiero –aclara– a editoriales de renombre". Este ejemplo da una idea de la situación del teatro gallego en una jornada como la de hoy cuando se celebra el Día Mundial del Teatro.

En Galicia, las cosas no van mucho mejor. "Estamos en un momento muy difícil para publicar", explica Rubén Ruibal. "Algunas editoriales me rechazaron textos, lo que antes no pasaba. Lo de echar la culpa a la crisis no sé si se ha convertido en una superstición", señala con ironía.

Paula Carballeira (Fene, 1972) Premio Manuel María de Literatura Dramática Infantil 2007 coincide con él. "Es difícil, muy difícil, publicar. El teatro es uno de los géneros que menos vende y no hay mucho interés en las editoriales", explica. No obstante, para Carballeira, el teatro infantil ofrece una vía hacia la luz "Hay pocos autores que lo hagan. Puede haber más interés para la comunidad educativa para montar las obras de final de curso", añade una persona que califica de "ficción, ficción" la posibilidad de que una obra teatral gallega llegue a su segunda edición.

Manuel Bragado, director de Xerais, reconoce que "si la poesía es ya un género difícil, más complicado aún es editar teatro, es casi imposible por falta de público. Nosotros editamos unos cuatro libros al año con el apoyo de Agadic incluidos los premios Álvaro Cunqueiro o Manuel María".

Contra la marea

La editorial Laiovento abrió también un camino del que queda constancia la edición de 22 libros, el último en 2007, según su web. En una de sus colecciones, se daba la bienvenida a autores noveles; testigo que ha tomado Estaleiro Editora que prosigue con uno o dos títulos anuales.

Quien sigue en sus trece es la Revista Galega de Teatro que en sus páginas finales reserva siempre un espacio para publicar una o dos obras de teatro tanto de autores gallegos como foráneos. En ella, fue donde Vanesa Sotelo (Cangas, 1981) publicó su primer texto, Azotea. "En este momento, asegura, me siento afortunada porque no me he tenido que preocupar de editar mis obras y las tengo casi todas publicadas. La forma de asegurar la edición es ganar un premio", indica.

Claro que en esta racha también hay sombras. Sotelo ganó el pasado año el Premio Robrenyo de Cataluña por una obra en gallego. La editorial vasca Artezblai ha editado el libro en castellano. La versión en gallego aún espera su turno.

Vanesa Sotelo asegura que "el teatro es el hermano pobre de todo"; mientras que Rubén Ruibal echa la culpa a "la rutina educativa que no incluye este género en los centros escolares donde prácticamente no existe la literatura teatral. Así, es difícil que los lectores lleguen a leer teatro".

Como añadido, la Asociación Galega de Editores no reserva un premio para las obras teatrales ya que estas deben compartirlo con los poemarios.

El director de la Escola Superior de Arte Dramática de Galicia, Manuel Vieites, denuncia que "estamos en una situación de stand by desde hace años en el que los nuevos y nuevas autoras no gozan de la suficiente promoción editorial y escénica. Muchos desvían su trabajo a la poesía o narrativa lo que supone para Galicia perder talento y recursos humanos".

Un problema añadido es llevar las obras a escena, sobre todo para autores que llevan poco tiempo en el sector. "No sé si se debe al poco riesgo o al miedo de los programadores a autores jóvenes con obras de línea contemporánea. Tampoco sé cuál es la solución. Escribes y preparas un proyecto con todo tu cariño y sólo consigues un número ridículo de bolos", lamenta Sotelo cuya obra Kamouraska con Inversa Teatro ha tenido desde otoño seis actuaciones. El circuito teatral gallego sigue reacio a abrir los ojos a la innovación y experimentación.