Competir, triunfar y nunca perdonar. La actriz Natalie Portman recibió un Oscar por su interpretación de "Nina"; una bailarina que atraviesa una transformación profesional, pero también personal, para lograr representar ese papel de "cisne negro" que da nombre a la película de Darren Aronofsky. Este thriller psicológico, ambientado en el competitivo mundo del ballet de élite ha sido respaldado por el público.

¿Es la cinta una alegoría sobre la dualidad del ser humano, encarnada en el cisne blanco y el cisne negro? ¿Qué vemos tras el ballet de Tchaikovsky, célebre por encarnar que la eterna lucha del bien y del mal?

Una joven perfeccionista, educada en la disciplina por su madre –bailarina frustrada– hace un viaje a un brote psicótico. Psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas coinciden en que la película describe "de forma magistral" el trastorno de la chica.

Con respecto a lo que sufre, hay diversas visiones. Desde trastorno de la personalidad con experiencias disociativas –lo que hace una parte de la personalidad de uno, no es luego reconocido– o un brote psicótico. En la sociedad, las personas que sufren la patología que describe la película alcanzan un 1% de la población. Cuando estos trastornos se vuelven severos, representan un millar de ingresos hospitalarios, solo en Vigo.

Una de las analistas de "Cisne Negro" es la psicóloga clínica Cristina Díez-Alegría. A diario comparte su experiencia con psicóticos, en el hospital de día para esa patología en el Hospital Clínico San Carlos. "Aunque en una película es muy difícil reflejar un trastorno completo; me impactó lo bien que están representadas las experiencias disociativas", explica. Según la experta, éstas se mostrarían en cómo se rasca la espalda y luego no lo recuerda al verse las heridas. Nina se corta las uñas durante para evitar rascarse. "La parte disociativa llega cuando no integras bien las distintas partes de la mente", explica. También se vería cuando cruza un puente y se tropieza con una chica idéntica a ella. "Sufre síntomas psicóticos", añade Díez-Alegría. Si "Nina" fuese una persona real estaría diagnosticada de un trastorno de la personalidad y necesitaría terapia.

Para la psicóloga, es clave la figura de la madre, ya que "no la deja crecer, ni volar". Es "castrante" y simbiótica con la protagonista. "Esa sobreprotección es la que no la deja avanzar", explica.

¿Muere de verdad, o se imagina que muere? Esa pregunta no importa, para la experta. "Se destruye para recomponerse", asegura Díez-Alegría, que recuerda a Pessoa "para comprenderme, me destruí".

Esa bailarina de una compañía de Nueva York cuenta con ambiciones lícitas y merecidas, tras dejarse la piel en infatigables ensayos. Pero es perfeccionista hasta la extenuación. El papel muestra a una chica que raya en la anorexia.

Por eso, la psicóloga experta en trastornos alimentarios del Complejo Hospitalario Universitairo de Vigo, María Calado, destaca la verosimilitud del perfil. "Las bailarinas y atletas de elite son un grupo de alto riesgo", indica. "El propio trastorno altera la personalidad; a veces se convierte en una obsesión".

También el psicólogo Leonello Forti, presidente del Foro Gallego para el Estudio de la personalidad destaca que "tiene una personalidad obsesiva y la característica del obsesivo es una conciencia muy estricta". "Es una chica muy responsable y escrupulosa; se cree poco, porque para ella, nunca es suficiente", explica a modo de ejemplo.

Uno de los mejores analistas de los trastornos que sufre la protagonista es el presidente de la Asociación de Psicoanálisis Aplica, Eugenio Cornide. Y lo tiene claro. Para Cornide, "Nina" sufre un episodio psicótico: "Para que desencadene ese brote, bajo la presión a la que se ve sometida, con ´el papel de su vida´, tenía que haber una estructura psicótica previa, que aún no había aparecido", explica. "A menudo, los pacientes psicóticos no pueden interpretar las sensaciones que les salen del cuerpo y tienen alucinaciones visuales y sinestésicas". Esa categoría mental y simbólica se muestra cuando se arranca pellejos –plumas al final– y ve que los cuadros de su madre le hablan o se ríen de ella". "Es una muy buena película porque puede ser abordada desde múltiples aspectos". "Es una niña, que no alcanza a ser mujer, porque tiene un vínculo simbiótico con su madre sin figura paterna". "Persigue la perfección y no tolera la frustración", interpreta el profesional. "La película toca aspectos también presentes en cada uno de nosotros; es el cisne blanco y negro que conviven dentro de cada mujer", asegura. "La psicosis es una muerte, por eso aparece al final de la película", opina.