"El papa tiene a Dios en el cielo, a sí mismo en la tierra y en la clandestinidad, a la Santa Alianza o Entidad, nombre tras el que se ocultan los servicios secretos pontificios, cuya existencia nunca ha reconocido el Vaticano". Esta frase del investigador italiano Eric Frattini, autor del best seller "La Santa Alianza, cinco siglos de espionaje vaticano", publicado en España por Planeta, pretende definir el poder que ostenta el supuesto servicio secreto papal, fundado por Pío V en 1566, al que se han achacado históricamente oscuras operaciones encubiertas dictadas desde la Santa Sede.

"La sombra de la Santa Alianza" –el principal servicio de espionaje del Vaticano, según el escritor italiano, junto con el contraespionaje intramuros encomendado a Sodalitium Pianum y el Comité de Seguridad– ha planeado durante siglos según Frattini sobre la muerte de reyes, diplomáticos y financieros. "Creados en el siglo XVI para defender los intereses del Estado Vaticano a cualquier precio, los espías del papa han contribuido a bascular el curso de la historia desde que fueron organizados para luchar contra el protestantismo", asegura.

El propio Simon Wiesenthal, el famoso cazanazis, llegó a declarar en una entrevista que "el mejor y más efectivo servicio de espionaje del mundo es el del Vaticano" y apuntaba al cardenal Luigi Poggi como el gran modernizador de la hipotética Santa Alianza debido a sus estrechos contactos con el Mossad israelí. Algunas de las operaciones atribuidas a Poggi por el investigador italiano son la venta de misiles a la dictadura argentina en la guerra de las Malvinas y la financiación del golpe de los coroneles en Grecia o el ascenso de Lech Walesa en Polonia.

"Juan Pablo II ha sido una de los papas más activos a la hora de utilizar la Santa Alianza como herramienta de poder", asegura Frattini, quien revela que el jefe del servicio secreto vaticano durante buena parte del pontificado de Wojtyla fue el pontevedrés Pedro López Quintana, que escaló hasta la tercera posición en la nomenclatura de la Santa Sede cuando fue elegido por el anterior Papa como responsable de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano y es actualmente nuncio en Canadá.

Frattini, quien asegura que López Quintana sucedió a Poggi en el mando de la Santa Alianza, vincula a este supuesto organismo secreto de contraespionaje con uno de los mayores escándalos del Vaticano en los últimos tiempos: la extraña muerte en 1998 de Alois Estermann a las pocas horas de haber sido nombrado comandante de la Guardia Suiza. Estermann –que según Frattini habría sido durante años había un agente infiltrado en el Vaticano por la Stasi, el contraespionaje de la Alemania Oriental dirigido por el mítico Markus Wolf que inspiró varias novelas de Le Carré– apareció muerto a tiros en su casa junto a su esposa y a otro oficial de la guardia vaticana. El truculento suceso se cerró oficialmente como un crimen pasional. Lo que no admite duda es que López Quintana, como asesor de la Secretaría de Estado del Vaticano, participó en las investigaciones a las órdenes del cardenal Giovanni Battista Re.

Uno de los mayores expertos españoles en el mundo siempre hermético de la Santa Sede, el periodista José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital, rebaja sin embargo el espectacular alcance de las revelaciones del periodista italiano. "Lo de Frattini tiene una gran dosis histórica y novelesca. Yo creo que hay un gran servicio de información en la Iglesia, que tiene una parte secreta y otra abierta. Los canales fundamentales de la información que le llega al Vaticano son las nunciaturas que tiene en todo el mundo, que son las encargadas de recoger los datos más delicados y confidenciales. Y como las nunciaturas están en contacto con una red capilar tan implantada como la de la Iglesia católica en cada país, tienen un caudal de información impresionante y muy al día. En este momento no hay ninguna institución el mundo que tenga una información tan privilegiada", puntualiza Vidal.

El director de Religión Digital no cree en la existencia actual de la Santa Alianza, aunque sí da crédito a un papel relevante de López Quintana en la intelligentzia vaticana. "En el Vaticano hay un cuerpo especial de seguridad que es la Guardia Suiza y que haya ahí algún miembro que se dedique a centralizar la información más delicada, pues puede que sí. Pero un servicio de espionaje como tal llamada la Santa Alianza, lo dudo. No creo que López Quintana estuviera al frente de algo semejante. Otra cosa es que sí fuera el hombre que centralizaba la información que llegaba a la Secretaria de Estado, cuando era el tercero en el escalafón del Vaticano. Cuando ocupó ese puesto tan sensible, tenía en sus manos toda la información que llegaba de las nunciaturas. En esos años dispuso de una información privilegiada", dice.

Hace un par de años, cuando López Quintana era nuncio en la India y poco antes de su traslado a Canadá, algunos periódicos llegaron a publicar su inminente nombramiento en los arzobispados de Oviedo, Sevilla y hasta como primado en Toledo, lo que alimentó los rumores como posible sucesor de Rouco Varela, con quien siempre mantuvo una estrecha relación. "La diplomacia vaticana no quiso finalmente prescindir el él. Su experiencia puede ser fundamental en este momento para la Santa Sede. Esta haciendo una especie de stage en el mundo anglosajón que le podría abrir las puertas de Estados Unidos", señala Vidal.