Si Galicia tuviese un animal sagrado, probablemente sería la vaca. Fuente de leche, alimento cárnico, fuerza de trabajo en las labores agrícolas y sinónimo de "capital", pocos vacunos están más arraigados al campo gallego del que hablaban nuestros abuelos. No hay anciano que se resista a enunciar al menos tres nombres "de pila" de vacas. Es el animal gallego más nombrado –como se muestra en los más de mil quinientos refranes referidos a este animal que recogieron Benavente Jareño y Ferro Ruibal–, pero acaba de quedar demostrado que la rubia gallega cuenta, además, con un compendio de más de mil cien términos para denominar solo dieciséis de sus partes. La vaca es fuente de riqueza, también léxica.

Ni un diccionario vacuno, ni un catálogo de léxicos, el filólogo pontevedrés e investigador en Lisboa, Xosé Afonso Álvarez, acaba de publicar un completo estudio que se acompaña de hasta 200 mapas de las variedades dialectales. Es decir, se estudiaron las designaciones recogidas en 381 puntos de la Galicia administrativa y sus lindes. El trabajo estudia una selección de conceptos relativos a la anatomía vacuna: al animal adulto macho, al animal no adulto, a su cuello, a infectarse el pescuezo por el rozamiento del yugo, al espinazo, a los huesos de la cadera, a la vaca con un riñón hundido por un golpe, a la parte donde nace el rabo de la vaca, a la vaca sin rabo, a la vulva, al jarrete de la patas traseras, a la ubre, a la barriga, los dientes de leche, la cornamenta y la morfología de los cuernos.

¿El resultado? Para quienes creen que los gallegos son poco creativos, como muestra, un botón. Los nombres que se han dado históricamente al animal han dejado volar la imaginación de sus paisanos hasta sobrepasar varios centenares en el caso de la cornamenta. Referencias anatómicas como la posición de los cuernos son las más ricas. Las formas de bautizar los cuernos de una vaca baten el récord de acepciones. En total, se recogieron más de 1.100 tipos de respuestas distintas.

Las respuestas se pueden agrupar por su valor semántico, pero el estudio también recoge en cada uno de los mil cien términos comentarios de por qué fueron llamados así; es decir qué motivación llevó a designar así ese término, explica el autor.

Por el contrario, la ubre registra el menor número de términos. "Cocho", "cochorro", "faltriqueira", "odre" (el nombre de un recipiente o lugar abrigado), los clásicos "teta" y "teto" y otras designaciones que hablan de una tira de cuero que se colocaba alrededor del vientre y que puede compararse metafóricamente con la ubre seca "curreallo, aparello" son algunas de ellas. El cómputo se completa con dos designaciones no tan extendidas "aleixo" y "amoxo".

¿Por qué la ubre dispone solo de doce términos salvando las distancias de la geografía gallega? La respuesta de Xosé Afonso no se hace esperar: "Tiene un número pequeño (doce) de designaciones distintas porque es una de las partes más relevantes, tanto para el comercio, como para el veterinario... y los hablantes tienen que saber a qué se están refiriendo, tiene que haber cierto consenso", explica.

El estudio le llevó cuatro años de trabajo aunque apenas se hicieron investigaciones dialectales sobre el terreno. La razón no es otra que en la actualidad casi no hay vacas en las casa y como los hablantes ya no están en contacto doméstico con el animal, el léxico asociado está desapareciendo, reconoce el investigador. Así que la labor de exploración consistió en la inmersión en el Atlas Lingüístico Gallego y con otras 381 encuestas dialectales realizadas en los años 70 del siglo pasado por estudiantes universitarios.

El libro, editado por la Fundación Barrié de la Maza en colaboración con el Instituto da Lingua Galega (Universidade de Santiago de Compostela) pasó a integrar un volumen más de la colección Biblioteca Filolóxica Galega –que surgió a finales de los años noventa y dirige el catedrático de Filología Románica de la USC, Antón Santamarina–. Tan rico estudio se esconde tras el título "Para un estudo xeolingüístico dos campos lexicais. Análise de designacións galegas do ámbito da gandaría".

El informe se complementa con más de 200 mapas que sitúan las variantes en los diferentes puntos de la geografía gallega en el cd que acompaña al libro –99 en la versión impresa–.

"Señalaba Castelao que el día que nuestro país emitiese papel moneda estamparía la figura de una vaca, símbolo de economía humanamente distribuida y profetizaba que el día que supiésemos lo que vale una vaca, Galicia quedaría redimida", concluye el autor.