Andrés Torres Queiruga (Aguiño, Ribeira, 1940) es uno de los teólogos españoles más reconocidos. Recientemente, ha publicado el libro “Repensar o mal. Da poneroloxía á teodicea” (Galaxia). Hoy, dedica su discurso al último anuncio del Papa.

-¿Qué interpretación realiza del anuncio de Benedicto XVI autorizando el uso del preservativo en determinados casos?

-De suyo, es una cosa bastante evidente desde el punto de vista teológico de la comunidad eclesial; pero atendiendo a la tradición oficial de la Iglesia supone un paso revolucionario. Es el paso más valiente que ha dado el Papa desde que es Papa. Sin embargo, es una pena que llamen la atención sus declaraciones en el terreno de la moral, que yo considero más bien anecdótico, y no cuestiones mucho más profundas y religiosas.

-Diferentes entidades y personas habían criticado a los últimos papas que condenasen el uso del profiláctico teniendo en cuenta la propagación de enfermedades como el Sida. ¿El anuncio de Ratzinger puede abrir un poco más las mentes?

-Eso es evidente. El actual Papa rompe un principio tradicional permitiendo el uso del preservativo, de momento referido a prostitutas. Pero es obvio que se aplicará igualmente a la enfermedad, al peligro de muerte que ya han reconocido bastantes teólogos, algunos obispos y muchos misioneros.

-No obstante, hay que leer entre líneas las declaraciones de Benedicto XVI.

-En sus declaraciones, pone un matiz importante, que la sociedad debería atender, igual que él se deja interpelar por ella: avisa de que no conviene contentarse con el preservativo. Para él, hay una cultura del sexo que es preciso educar. No basta con el preservativo si se sigue fomentando un libertinismo sexual. El énfasis en el preservativo no puede suplir la falta de una educación moral y de una sexualidad responsable y humanizadora.

-Con este paso, ¿comenzará la Iglesia a acercarse a la sociedad?

-La Iglesia ya lleva tiempo acercándose. Desde el Concilio, existe un movimiento imparable para acercarse. No cabe negar que hubo y hay un freno oficial en este movimiento. Pero, repito, el avance es imparable. Este anuncio del Papa es un pequeño paso, pero una prueba excelente.