En "Crónica del rey pasmado", el rey Felipe IV tiene un capricho: ver a la reina desnuda. Esta petición desencadena en el libro más leído de Torrente Ballester las discusiones sobre la moralidad y las intrigas palaciegas. "La obra quiere ser y es toda una desmitificación de la ideología del franquismo y de los conservadores españoles", destacó ayer Manfred Tietz, de la Universidad de Bochum, Alemania, en una conferencia en la que analizó la violencia, la religión y el sexo en esta obra.

"Esa tarea desmitificadora de los poderosos y de sus ideas legitimadoras es para Torrente un elemento destacado de su quehacer literario", añade, al tiempo que justifica que aunque el propio Torrente se identificó con el franquismo en la primera fase de su carrera, "tenía la suficiente perspicacia intelectual para darse cuenta de que la visión de la historia de España propagada por la Falange era una falsificación de la realidad histórica".

El experto asegura que el tema del cuerpo y del sexo en la "Crónica del rey pasmado" sirve para presentar una crítica del nacionalcatolicismo español. "Todos los personajes que provocan simpatía en el lector tienen una relación positiva con el cuerpo y la sexualidad, mientras que los que quieren excluir el sexo le son antipáticos", indica.

Esa idea del hombre y de la mujer como seres profundamente determinados por su sexualidad se remonta, según el investigador, a las ideas de Wilhem Reich, con el que Torrente "estaba totalmente de acuerdo". "La práctica del placer sexual era para él una condición imprescindible para la salud física y mental de los hombres y valoran positivamente la sexualidad y el orgasmo".