Con el fin de mirar al futuro, pero no al destino objeto del capricho de los dioses, Ismael Serrano llegó con su última gira a Vigo, previo paso hoy a Pontevedra. A lo largo de tres horas, fue desgranando las melodías de "Acuérdate de vivir", su último disco. Fue este concierto una mano tendida al optimismo de los sueños, con pequeños pinchazos de dolor roto heredados de sus anteriores álbumes.

Desde su disco de debut "Atrapados en azul", del que recordó buena parte, nos había acostumbrado a la melancolía con letras de hombre cansado en cuerpo de joven. Sin embargo, el tiempo ha convertido a Ismael Serrano en un artista añejo, de una calidad que ha ido tomando color y sabor con los años.

Mucho ha llovido desde "Atrapados en azul", de 1997, cuando sus críticos solo veían en él una voz similar a la de Serrat. Diez discos han acallado estas voces. El concierto de ayer en Vigo fue una buena muestra.

La escenografía, exquisitamente cuidada, mostraba la sala de estar de una casa, la de Ismael y su banda, que hicieron acto de presencia con el sonido del reloj, a los compases de "Vuelvo", de su último trabajo. Optó Serrano por continuar el recorrido de este CD, con "El espejismo", dejando claro en su presentación que hay un futuro escondido en la vida de cada uno. El directo fue avanzando con la complicidad del público –una de las asistentes, incluso llegó a pedir que apartaran una lámpara del escenario porque le impedía ver al batería– mientras el cantautor madrileño preparaba el terreno para "Oxímoron", invitándonos a no claudicar; a no echarle siempre la culpa al destino de lo que sucede o no acontece.

Ismael Serrano, que, confesó, creció escuchando a cantautores como Labordeta, aprovechó para homenajear a este último, recientemente fallecido, cantando "Ya ves". A continuación "Te vas", de su último elepé, ofreciendo poco después su peculiar homenaje a las abuelas de la Plaza de Mayo, cuya candidatura al Nobel de la Paz apoyó.

La vida musical de este artista es incomprensible sin recordar su primer disco, del que cantó "Caperucita", "Vértigo" y "La extraña pareja", entre otras que arrancaron ovaciones del público.

Fue con "Papá cuéntame otra vez" –el tema con el que se dio a conocer en 1997– con el que finalizó un concierto cálido y acogedor, en el que Serrano ofreció un adelanto de su próximo disco, un tema de su batería Javier Berja, músico con el que hubo guiños de complicidad que dieron ritmo y narratividad a una actuación sobresaliente.