Hasta ahora la única referencia cinematográfica que existía en Estados Unidos de un norteamericano cruzando un país a pie era "Forrest Gump", quien no era precisamente un tipo inteligente. Ahora en América y en muchos otros países sabrán que hay motivos –espirituales, personales, de salud...– para patear cientos de kilómetros sin parecer completamente estúpido. Todo gracias al buen trabajo de Emilio Estévez como director y de su padre –en la realidad y en la ficción– Martin Sheen, enorme como siempre en su papel Si la película tenía como finalidad descubrir la belleza y la emoción del Camino de Santiago a quien es ajeno a él, sin duda ha logrado su objetivo.

Martin Sheen encarna a un oftalmólogo californiano que debe viajar a los Pirineos franceses, donde su hijo ha perdido la vida en la primera etapa del Camino. Allí decide incinerar los restos de su vástago –interpretado por Emilio Estévez– y caminar la ruta Xacobea en homenaje a él, portando sus cenizas.

En su periplo se va encontrando con un holandés que quiere perder peso (Yorick Van Wageningen, "Las crónicas de Riddick"), una canadiense que se propone dejar de fumar (Deborah Kara Unger, "The Game") y un irlandés que desea escribir un libro (James Nesbitt, el simpático policía de "Match Point").

La principal virtud de la película reside en la manera en que alterna momentos de humor con pasajes conmovedores, mostrando además la relación personal –no siempre fácil– entre los cuatro peregrinos. Gravedad y levedad se van turnando para que nada parezca ni demasiado chusco ni lacrimógeno en exceso. Solamente en dos momentos puntuales se rompe ese equilibrio en el tono: en un episodio con unos gitanos de Burgos –parece que el tópico flamenco-typical-spanish tenía que aparecer por algún lado– y en un encuentro fugaz con unos penitentes, que parecen escapados de una procesión de Pascua.

Por lo demás, la trama principal se sostiene perfectamente, gracias sobre todo a la impecable interpretación de un Martin Sheen espléndido en su madurez. El protagonista de "Apocalypse Now" lleva el peso de la película con la misma facilidad con la que acarrea la enorme mochila de su hijo fallecido. Incluso lleva a cabo magistralmente una suerte de autoparodia, cuando su personaje, Tom, se emborracha y termina montando un desagradable número en una taberna, por lo que es detenido por la Policía entre gritos de "¡¡suéltenme, soy americano!!". La escena produce una sonrisa cuando se recuerda que el actor con raíces en Salceda de Caselas ha sido arrestado o citado 67 veces... No por desorden público, sino por sus continuas manifestaciones antibelicistas.

Incluso la banda sonora parece acertada, con aportaciones de Coldplay, Alanis Morissette, James Taylor y los gallegos Berrogüetto, que estuvieron presentes en el preestreno de ayer en Santiago.

Pese a la larga duración del metraje –dos horas– y a que más bien poco de él corresponde al rodaje en Galicia, el público disfrutó y aplaudió a gusto al término de esta entrañable "road movie". Perdón, "way movie".