Una veintena de acuarelas conforman la exposición que Fernando Artal exhibe hasta el próximo día 7 en la Sala de Exposiciones II del Centro Social Caixanova de Vigo. Se trata de obras que parten del palimpsesto (manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente), con las que Artal sigue los pasos de otros artistas desde hace cinco siglos.

-Los artistas pintaban sobre obras anteriores por cuestiones económicas. ¿Es su caso?

-No. Yo lo empleo desde el punto de vista estético. Mezclar imágenes distintas o una imagen con la escritura tiene algo de agrado estético.

-En el díptico de la muestra reconoce que esta técnica plantea algún problema de orquestación pictórica...

-Sucede igual que con la polifonía o el contrapuntismo en música: hay que ensamblar muy bien las piezas para que no aparezca ninguna disonancia, no puede haber cosas dispares para que la obra no pierda la unidad.

-Leo en su blog que es artista porque busca la belleza como esplendor transfigurado de lo verdadero.

-Está la estética como proyección de la ética del autor, que puede optar por una ética de denuncia, de desasosiego, de remover las estructuras mentales del espectador. Yo prefiero la ética y la estética de la belleza, porque la belelza produce felicidad y más en estos momentos, en los que ya bastante fastidiada está la vida.

-¿Siempre ha concebido el arte como una búsqueda de la belleza para generar felicidad?

-Ha habido algún momento de testimonio de lo que se llamó “lo cutre”, paredes desconchadas, etcétera, pero que también tenían su belleza. Fue mi salida del abstracto hacia la figuración. He recorrido los distintos movimientos, algunos en diferido.

-¿En diferido?

-El cubismo no lo viví, pero cultivé una interpretación del mismo, aunque la figuración me ha interesado desde siempre, incluso cuando estuvo mal vista, porque hubo una época en que era abstracto o abstracto. Todos los movimientos tienen una filosofía detrás, más o menos constructiva o destructiva.

-¿Qué inspira su obra?

-Todo. La mayoría de la gente ve lo que tiene a su alrededor, otros miran y unos pocos admiran. Este último sería mi caso: siento admiración por lo que tengo delante. Para admirar hay que tener cierta quietud y reflexionar. Y esto es lo que nos falta hoy, reflexionar. Hay quien pasa por la vida como por un túnel.