Laura Seara y Xosé Ramón Carballo llegaron, pasadas las 19.00 horas, cogidos de la mano al antiguo matadero de Allariz, en la actualidad reconvertido en sala de exposiciones, en donde sellaron su unión por lo civil, ante la presencia de los 260 invitados, entre los que se encontraban los ministros de Justicia, Francisco Caamaño; de Medio Ambiente, Elena Espinosa; e Igualdad –y "jefa"–, Bibiana Aído. Además, asistió la secretaria de organización del PSOE y amiga, Leire Pajín. Y tampoco faltó al enlace el secretario de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, así como lo más granado de este partido, tanto gallego como ourensano, además del director de cine José Luis Cuerda.

La directora del Instituto de la Mujer, con un vestido color champán, con pliegue central simulado, que dirían los entendidos en moda, entró con su compañero, con un traje de elegante discreción, al salón donde les esperaba el oficiante de la ceremonia: el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, que ayer se limitó a "dar fe de que están casados, y bien casados", pues el acto formal y de legalidad vigentes se produjo en la intimidad de la alcaldía el pasado jueves.

En su sermón, el camarada Paco dirigió encendidas loas a la "inteligente" Laura, y su actividad política, que sentenció con la proclama de que su esfuerzo permitió que "el sol ya sale para todas la mujeres". Y como colofón recurrió a Serrat, salpicando varios versos que ya forman parte del ideario musical.

Y qué decir de Bibiana Aído, Lo de la ministra de Igualdad fue pura poesía en una fiesta de unión entre "una mujer y un libres", que convirtió por obra y gracia de la igualdad en "dos valientes que hacen el amor y no la guerra". Lo de Laura y Carballo es in "compromiso de amor", y decidieron casarse "porque se quieren", palabra de Aído.

Lo de Leire Pajín, pasión de amiga, con retrato cum lauden. Agotó los elogios y se sumergió en andanzas de lucha idearia, con rosa y puño, que ayer se vestía de fiesta para acompañar a la "dulce" y "generosa" Laura Seara, que en primera línea se sentía abrumada ante tanto piropo.

Después llegó el champán, para brindar por los contrayentes, y las castañas, pues los magostos están al caer. Saludos, besos, felicitaciones... y el glamour justo, mientras en el exterior mucho curioso preguntando qué pasaba dentro del edificio.

Luego, el flamante matrimonio, en compañía de todos los invitados, se trasladaron a un hotel de la villa para degustar el menú preparado por el guía gastronómico Flavio Morganti. El menú, compuesto por productos de la tierra, con alguna incrustación del mar galaico. La lubina salvaje y el solomillo de vacuno gallego, regados con vino blanco del Ribeiro y tinto de selección, colmaron el apetito de los comensales. Música, baile... y colorín, colorado, esto se ha acabado.