El escritor Manuel Rivas (A Coruña, 1957) presentó hoy en Santiago su nueva novela "Todo es silencio" a la que él mismo definió como una "obra hecha a golpes de mar" que narra el proceso de metamorfosis del contrabando de tabaco al narcotráfico que vivió Galicia en las últimas décadas.

En la presentación, Rivas explicó que debido a su ubicación geográfica, Galicia vivió en primera línea de vanguardia esa situación "límite" de capitalismo impaciente, que significó el paso del comercio ilegal de tabaco a la "globalización" del tráfico de drogas.

No obstante, para Rivas lo que convierte a "Todo es silencio" en una "buena obra" es que se trata de una historia de personajes, en la que, además de ese contexto de tránsito delictivo, "lo fundamental es la condición humana", apuntó.

En este sentido, definió a la obra como "un esperpento de serie negra", ya que es "bastante auto-paródica y contiene una ironía sobre la propia serie negra".

De hecho, las voces predominantes a lo largo de la obra son los personajes del "lado oscuro", cuando en la mayoría de las novelas de serie negra, aseguró el escritor, "las voces principales son las de los representantes del orden".

"Son esas voces que escuchamos desde el lado del silencio las que nos descubren ese mundo oculto, de modo que no sólo vemos por esa cerradura lo que está pasando sino que también oímos", agregó.

En este sentido, Rivas opinó que "para conocer la condición humana, es muy importante saber lo que dicen los otros, esos otros que están en la otra banda, en la zona de lo oculto y de lo oscuro".

Una de esas voces ocultas corresponde al protagonista de la narración, un capo del contrabando de nombre Mariscal "tan elocuente que le taparía la boca al mismísimo Padrino", ironizó Rivas, en alusión al personaje de la mafia siciliana.

El autor de 'Todo es silencio' apuntó que imaginó al protagonista de la novela como un tipo frío y calculador, escondido en la sombra, si bien desveló que "los personajes no hacen lo que tú quieres, no son títeres, empiezan a decir cosas y a hacer cosas y hay que oír lo que no se quiere".

La retórica de este personaje, caracterizada por la desfachatez y el cinismo, representa, según Rivas, "un discurso del enmascaramiento y a la vez una forma de desenmascarar, y de conocer el otro lado de lo que está diciendo".

Por este motivo, el autor animó a sus lectores a "desleer" este libro para descubrir el mundo que se esconde en él.

Además de registrar un proceso histórico, Rivas apuntó que, como escritor, su tarea fundamental es "construir Galicia" y confesó estar "muy triste" por ver que aquellos que deben construir Galicia estén llevando a cabo una tarea de "deconstrucción".

"En Galicia existe un autogobierno porque tenemos una singularidad y una riqueza cultural que cultivar y me parece esperpéntico y triste que desde el puente de la nave se nos coloque en una situación donde permanecemos varados", concluyó.