A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. El teólogo Andrés Torres Queiruga cree que ciencia y religión versan sobre dominios distintos y que las afirmaciones de Hawking trascienden el terreno de la física para entrar en el de la filosofía.

–¿Qué opina de que Hawking afirme que Dios no es necesario para la creación del Universo, que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física?

–La frase como tal, si se toma en la pura literalidad, no es nueva. Es decir, para la física evidentemente Dios no es necesario. Ya lo había dicho Laplace: para explicar la astronomía no se necesita la hipótesis de Dios. Lo que pasa es que Hawking, como ya en otras ocasiones pero esta vez con más fuerza, en la medida en que son de fiar los datos de la prensa, hace una afirmación desmesurada, que se sale totalmente del campo de la física. Él tiene su dosis de razón, porque para explicar "científicamente" cómo funciona el universo desde su origen constituye es una pregunta científica que responde la ciencia, pero cuando da el salto a preguntar por qué aparece el universo, entonces él ahí entra en un mundo filosófico en el que demuestra muy poca competencia.–Usted cree que ciencia y religión o filosofía son campos separados…

–Evidentemente. Pero es muy típico de algunos científicos extrapolar su saber científico, convirtiéndolo en saber filosófico y aun masivamente empírico. Un ejemplo para que se entienda. Si una mujer a la que desapareció el marido va a pedir una pensión de viudedad, es posible que le contesten que su marido "jurídicamente" no está ni vivo ni muerto, porque todavía no ha aparecido el cadáver. Y tienen razón jurídicamente. Pero si el funcionario de ahí sacase la conclusión de que "en la realidad" hay un hombre que no está ni vivo ni muerto o que puede estar vivo y muerto, sería una solemne bobada. Una cuestión científico-jurídica se convertiría en una afirmación ontológica. Pues Hawking incurre en ese paralogismo. Sin duda, físicamente puede llegar con todo derecho hasta lo que se conoce como "singularidad" inicial. Todo eso entra en el mundo científico. Pero luego hace una pregunta distinta: por qué hay esa singularidad inicial. Entonces cuando afirma que la nada es el origen del universo, entra en lo filosóficamente insostenible. Eso es tan disparatado como decir que en la realidad un hombre puede estar vivo y muerto al mismo tiempo.– De la nada, nada puede salir, dicen los filósofos.

–Es evidente y lo dice el mismo sentido común. Parece que Ortega dijo en una ocasión: "Einstein sabe tanta física que de vez en cuando puede permitirse decir algún disparate en filosofía". Me lo contó Gacría-Sabell. Pudiera ser apócrifo, pero el dicho resulta muy pertinente para este caso. En física Hawking puede ser muy competente, pero eso no lo autoriza a pontificar en filosofía, ni en religión.

– ¿La física podrá responder alguna vez a este tipo de preguntas o quedan fuera del alcance de la ciencia?

–Es que no le preocupa. La ciencia no entiende de eso, ni para afirmar ni para negar. Como también sería ridículo usar la física para afirmar a Dios sin más. Son preguntas de otro estilo. Sería como usar el peso corporal para determinar el amor que una persona siente por otra. Un disparate. Son cuestiones de ámbito distinto.

– ¿Son compatibles?

–Compatibles en la medida en que no invadan el campo ajeno. La pregunta del filósofo no manda en el ámbito del científico, y viceversa. Esto ya lo dejó Kant muy claro y la fenomenología de Husserl insistió todavía con más fuerza.

– ¿El método científico podrá algún día dar una respuesta a esta pregunta?

–Sería tan imposible como pensar que la física podría determinar algún día el peso del amor. Simplemente se trata de una cuestión sin sentido.