Mientras el Tribunal Constitucional refuerza las penas contra la violencia de género, las asociaciones feministas y de defensa de la mujer se reiteran en su opinión de que los maltratadores “no merecen facilidades” y “la ley debe ser la que decida” su condena. Rosa Fontaíña es la responsable de la Rede de Mulleres Veciñais contra os Malos Tratos de Vigo.

-¿Qué le parece la sentencia del TC que considera que las agresiones en la pareja suponen un daño mayor?

-El TC siempre está hablando de cosas elementales que tenían que estar hechas hace mucho tiempo. Siempre va con un poco de retraso. Hay que hablar menos y hacer más; ya está bien de jugar con algo tan serio como la violencia de género.

-Se aumentarán las penas de cárcel a un periodo de entre dos y cinco años para maltratadores. ¿Cree que es suficiente?

-Depende del tamaño del maltrato. Nosotros creemos que merecen muchos más años los maltratadores constantes y, por supuesto, aquellos que matan, que se van de rositas.

-¿Considera que de este modo se disuadirá a los agresores?

-Siempre se frena un poco, pero lo hay que hacer es educar a los niños desde pequeños contra la violencia de género y la desigualdad. Los hombres y mujeres no somos iguales, pero sí somos iguales en derechos. Los hombres tienen que entender que no pueden ejercer poder sobre nosotras, y eso no se consigue sólo en la escuela, también en casa. Los maltratadores son cada vez más jóvenes y hay hombres de treinta años que han sido denunciados por dos o tres mujeres. Y esto es intolerable.

-¿La Ley de Violencia de Género vulnera de alguna forma el principio de igualdad y discrimina a los hombres?

-Para nada. Precisamente la ley es obligada por la actitud de los hombres. Si no lo hiciesen no sería necesaria. La discriminación positiva debe ser aplicada para facilitar más cosas a las mujeres, incluso en el terreno económico. No se discrimina, obligan ellos. Las mujeres mueren y hay que buscar una solución.

-¿Está de acuerdo con que se estudie cada caso particular de violencia machista?

-Sí, pero no con la forma en que se aplica. Por ejemplo, con las prostitutas, porque eso también es violencia de un hombre a una mujer. Esto no perjudica a los hombres para nada, sólo a los maltratadores, y no merecen facilidades, son personas no gratas. Cuando una mujer es asesinada, eso afecta también a sus hijos, a su familia y a toda la sociedad y, por tanto, tenemos que castigarlo entre todos